Al primer ministro danés, Anders Fogh Rasmussen, se le conoce por ser un hábil negociador y un político pragmático que fue aliado fiel de George Bush. Rasmussen, nacido en 1953, potenció al máximo la relación con Estados Unidos: ignoró la falta de mandato de la ONU y a la oposición aprobando el envío de tropas a Irak y apoyó desde el principio la misión en Afganistán. Además, aseguró, en el 2003, que Irak tenía armas de destrucción masiva y que eso justificaba el ataque. La negativa a admitir errores es una acusación muy común de la oposición contra el político conservador. Sus aspiraciones internacionales eran un secreto a voces.