Donald Trump es, con diferencia, el más polémico, atípico e imprevisible de quienes en los últimos años han jurado el cargo de presidente de EEUU. En principio, todo apunta a que, mañana, durante el acto solemne de su juramento, intentará comportarse. De no ser así, y en caso de que se deje llevar por su carácter y acabe 'trumpizando' la ceremonia, contribuirá a ampliar la mística de un acto que ha ido dejando un rosario de grandes frases e hilarantes anécdotas.

GRANDES FRASES

El portavoz de Trump ha señalado que prepara un discurso filosófico. Habrá que ver. Es posible que el nuevo presidente intente aprovechar su alocución para dejar alguna frase para la historia. Así ocurrió con Abraham Lincoln y su promesa: "Maldad hacia nadie; caridad hacia todos". Aunque sin duda la más famosa es la de John Fitzerald Kennedy: "No preguntes lo que tu país puede hacer por tí; pregunta lo que tú puedes hacer por tu país".

UN VICEPRESIDENTE EBRIO

En 1865, Andrew Johnson juró el cargo como vicepresidente de Abraham Lincoln. Para sorpresa de los asistentes, durante su discurso, Johnson arrastraba sospechosamente las palabras. Normal, estaba totalmente ebrio. La causa, al menos la que se dio oficialmente, estaba en un whisky 'medicinal' que había bebido para tratarse de una malaria. El propio Lincoln, días después, hubo de intervenir ante el escándalo que se generó. "Conozco a Andrew Johnson desde hace muchos años. Tuvo un resbalón el otro día, pero no se asusten; no es un borracho".

DISCURSOS VARIABLES

Durante su toma de posesión en 1793, George Washington dio el que se considera el discurso de posesión más corto de la historia de EEUU. Fueron apenas 135 palabras. En el otro extremo se sitúa el que dio William Henry Harrison en 1841, que fue de 8.445 palabras y duró dos horas y media. De hecho, casi dura más el discurso que su presidencia, ya que Harrison fue el presidente más breve y murió solo 30 días después de jurar el cargo.

FIESTA SALVAJE EN LA CASA BLANCA

La toma de posesión más caótica fue la protagonizada por Andrew Jackson en 1829. Jackson, el primer presidente que no formaba parte de la aristocracia estadounidense, fue un candidato enormemente popular. Tanto, que miles de estadounidenses procedentes de todo el país acudieron a Washington para asistir a su toma de posesión. Hasta ahí todo bien.

El problema estuvo en que muchos no se conformaron con eso y, tras la ceremonia, irrumpieron en la Casa Blanca con la intención de ver y estrechar la mano al nuevo presidente. Hasta 20.000 personas, la inmensa mayoría de ellas borrachos como cubas, irrumpieron en el recinto presidencial, causando dentro del edificio una auténtica avalancha humana, que casi provoca la muerte por asfixia de Jackson, que salvó la vida al ser evacuado a través de una ventana o por una puerta trasera.

La turba reventó barriles de ponche, destrozó lujosas alfombras y tapices. Se produjeron peleas en las salas del edificio. Al final solo se les consiguió hacer salir prometiéndoles más alcohol en otro lugar.

CANARIOS CONGELADOS

En 1873, las autoridades llevaron a 100 canarios para que trinaran durante la toma de posesión de Ulysses S. Grant. Pero hacía tanto frío aquel día que la inmensa mayoría murieron congelados.

PELOS DE MUERTO

En 1901, en su toma de posesión, Teddy Roosevelt sorprendió llevando un anillo donde había un mechón del pelo de Abraham Lincoln que le fue cortado el día de su asesinato.

JURAMENTO DESDE CUBA

En 1953, en el toma de posesión de Franklin Pierce, se produjo un hecho insólito. Su vicepresidente William Rufus King juró el cargo a distancia. En concreto, lo juró desde Cuba, donde estaba gravemente enformo de tuberculosis.

EN VEZ DE JURAR, AFIRMAR

La constitución estadounidense permite a los futuros presidente jurar o afirmar el cargo. Todos los presidentes han optado por jurar. Todos, menos uno. En 1889, Benjamin Harrison, en vez de jurar, afirmó. La razón es que señaló que no podía jurar sobre la biblia ya que la muerte de su hijo la había vivido como un castigo de Dios lo que le llevó a cuestionar su fe cristiana.