Río de Janeiro tuvo otro fin de semana de luto. Diez sospechosos de pertenecer a bandas delictivas murieron en enfrentamientos con la policía en las favelas (barrios marginales) de la zona norte de la ciudad. También falleció una persona sin antecedentes criminales como consecuencia de los disparos de las fuerzas de seguridad. Unos 300 agentes participaron en las operaciones, que incluyeron persecuciones de automóviles por la avenida Brás de Pina, el domingo por la noche. La policía buscaba a un grupo de ladrones de coches.

Dos semanas atrás, otros cinco cariocas fallecieron en circunstancias similares, pero en el oeste de Río. Los habitantes de las favelas levantadas en los morros (colinas) y otros sectores de la periferia son rehenes cotidianos de las disputas entre bandas de narcotraficantes por el control territorial y de los choques de estas con la policía.

Una de las tragedias colaterales de este universo violento es la de las balas perdidas: cientos de personas mueren al año por esta situación. Más de 7.000 personas perdieron la vida en el 2009 en la metrópolis por la violencia.