Gianfranco Fini, presidente del Congreso y aliado en el Gobierno conservador de Italia, ha pedido hoy a Silvio Berlusconi que dimita. La decisión ha sido tomada después de varios meses de pugnas entre los dos líderes del centroderecha y abre una nueva fase de la política italiana, que lo mismo podría desembocar en unas elecciones anticipadas que poner fin a 15 años de presencia de Berlusconi en la política del país. Si Berlusconi no presenta la dimisión, Fini ha dicho que retirará a sus ministros, secretarios de Estado y viceministros del Ejecutivo. "Presente la dimisión y abra la crisis, de lo contrario saldremos del Gobierno", ha prometido Fini, pero Berlusconi ha comentado a sus consejeros que no dimitirá y que, si quiere, Fini vote contra él en el Parlamento.

Al final de un largo discurso pronunciado durante una convención, celebrada en Perugia, en la que Fini ha fundado formalmente el partido Futuro y Libertad para Italia (FLI), el todavía aliado de Berlusconi --expulsado el pasado julio del Pueblo de la Libertad (PDL) por no aceptar su forma autoritaria y no dialogante de gobernar-- ha pedido a Berlusconi que presente su dimisión al Presidente de la República, Giorgio Napolitano.

Fini ha añadido que un nuevo "pacto de legislatura es posible solamente si se elabora una nueva agenda política y un pacto de gobierno hasta el 2013", término natural de la legislatura. Dicho "nuevo pacto" deberá comprender, según Fini, la incorporación en la mayoría de gobierno de los centristas y exdemócratacristianos de la Unión de Centro (UCD), liderados por Pierferdinando Casini. UDC ya estaba en la mayoría de Gobierno, pero salió de ella por desavenencias con Berlusconi.

"No estamos contra Berlusconi, sino que estamos más allá del PDL y más allá de Berlusconi", ha dicho Fini después de trazar un análisis despiadado sobre la actividad del ejecutivo. "El PDL y Berlusconi son una página cerrada, porque no ha sido capaz de encarnar los deseos y los proyectos de los italianos (...) La gran revolución liberal no se ha realizado sino en mínima parte", ha subrayado Fini, indicando que "Italia no es el país de hadas que dibuja Berlusconi", porque este Gobierno "no siente el pulso del país, no sabe cuáles son sus ansias y temores, está flotando, apaña las emergencias, pero ha perdido el rumbo y es un Gobierno que vive en el día a día".

PARTIDA DE AJEDREZ

La apertura de una crisis de Gobierno en este momento es una partida de ajedrez para Berlusconi, que una vez dimitido podría conseguir fundar otro Ejecutivo, pero también podría no conseguirlo. Sin el PDL berlusconiano y la Liga del Norte, el partido de Fini junto con los centristas no cuenta con una mayoría parlamentaria, pero las oposiciones (los progresistas e Italia de los Valores de Antonio Di Pietro) parecen dispuestas a apoyarles. "Desenchufad el Gobierno", había pedido el progresista Pier Luigi Bersani. "Estoy dispuesto a aliarme con el diablo, con tal enviar a Berlusconi a su casa", había subrayado Di Pietro.

Frente a una dimisión del Ejecutivo es probable que el Jefe del Estado, por razones protocolarias, encargue de nuevo a Berlusconi la formación de un nuevo Gobierno, que según Fini debería incorporar a los centristas. Pero habrá que ver el precio que piden estos.

La negativa de Berlusconi de dimitir, emplazando a Fini a hacerle caer en el Parlamento con un voto contrario, no cambia el escenario político trazado por Fini, que simplemente prolongaría más la agonía del Gobierno conservador.