La crisis de Irán estuvo ayer en el centro de la reunión que celebraron en Berlín el primer ministro británico, Tony Blair, y la cancillera alemana, Angela Merkel, quienes coincidieron en manifestar su férrea oposición al desarrollo de un programa nuclear por parte del régimen de Teherán. Coincidiendo con la cumbre en la capital alemana, el ministro iraní de Asuntos Exteriores, Manuchehr Mottaki, llamó a "la retirada inmediata" de las fuerzas británicas de la ciudad de Basora, a las que acusó de "desestabilizar la situación" en el sur de Irak. Blair rechazó entrar en el juego y pidió a Teherán que "no distraiga la atención" sobre sus problemas.

Merkel subrayó su coincidencia con Blair y con el Gobierno francés en que "Irán cruzó una línea roja" cuando el pasado 10 de enero anunció la reanudación de las actividades relacionadas con el enriquecimiento de uranio, presuntamente para uso civil. A pesar de la tensión, los dirigentes alemán y francés apostaron por una solución diplomática de la crisis.