En 2.000 años de historia, ningún sacerdote de la iglesia Católica Apostólica Romana violó los sacramentos". Protegido con un chaleco antibalas y detrás de un vidrio blindado, el excapellán de la policía bonaerense, Christian von Wernich, invocó la necesidad de la "reconciliación", antes de escuchar el veredicto --que se debía hacer público la pasada madrugada hora española-- en el juicio oral por 6 asesinatos, 31 casos de tortura y 42 secuestros en campos de concentración, y por el cual la fiscalía ha pedido la reclusión perpetua. A los 63 años, Von Wernich, cuya condena se consideraba inminente, descargó también su ira contra los supervivientes, cuyos testimonios permitieron reconstruir la historia de horror cometida en la principal provincia argentina tras el golpe del 24 de marzo de 1976.

ALUSIONES AL DEMONIO "El testigo falso es el demonio, porque está preñado de malicia", dijo quien fue confesor de Ramón Camps, el coronel que se jactaba de haber matado a 5.000 personas. La sala del Tribunal de La Plata, a unos 57 kilómetros al sur de la capital, estaba ayer colmada de familiares de desaparecidos y de madres de la Plaza de Mayo. En medio de una contención insoportable, el abogado de Von Wernich, Marcelo Peña, pidió la absolución del excapellán porque las acusaciones en su contra "son circunstanciales y carentes de certeza".

El fiscal Carlos Dulau Dumm ha creído lo contrario y dio por sobradamente probada la participación del cura en los centros clandestinos de detención de la policía provincial. "Está claro que Von Wernich no realizaba una función pastoral, sino que era un interrogador habitual", les dijo a los jueces Carlos Rozanski, Horacio Isaurralde y Norberto Lorenzo. Para el fiscal, el excapellán "es culpable de cometer gravísimos delitos".

Von Wernich, el primer sacerdote de América Latina juzgado por cargos tan espeluznantes, escuchó todos los testimonios y alegatos sin mover una pestaña. Por momentos, mantuvo las manos cruzadas como en un rezo. Los ojos miraban hacia la nada. No hubo imputación que moviera un músculo de su rostro. Los relatos de los tormentos más despiadados, el cinismo y la brutalidad de los verdugos, la desesperación de los familiares y los que conocieron el infierno no cambiaron su indiferencia.

"NADA ILICITO" Von Wernich se ordenó sacerdote a los 26 años. "Nunca tuve dudas con lo que hice", aseguró al semanario Siete Días en 1984, cuando la posibilidad de llevarlo a los tribunales parecía una quimera. En esa entrevista, Von Wernich dijo no haber escuchado hablar de torturas. "Jamás vi nada que pueda ser considerado ilícito", dijo este sacerdote de sonrisa desafiante y que pasó los últimos años escondido hasta su detención.

El proceso fue transmitido por la televisión. Cerolini, uno de los abogados del excapellán, responsabilizó del juicio al presidente Néstor Kirchner, quien "ha tenido una cercanía indisimulable con familiares de las víctimas de la represión".

El caso Von Wernich llegó a su fin cuando se acaba de cumplir un año de la desaparición de Jorge López, el testigo cuyo testimonio fue vital para condenar a prisión perpetua al jerarca policial Miguel Etchecolatz. "En esta sala hay una silla vacía, la de López", dijo Guadalupe Godoy, una de las abogadas acusadoras. Pero esa silla, subrayó, estaba "llena de certezas" porque a pesar de lo que ha sucedido no se logró "el objetivo de atemorizar a los testigos". El juicio devolvió al primer plano la complicidad de sectores eclesiales con la dictadura. Se esperaba una declaración de repudio de los obispos.