El presidente de EEUU, George Bush, lleva semanas tratando de distanciarse de Jack Abramoff, el lobista procesado por comprar con sobornos las influencias de destacados políticos, principalmente republicanos, cuyo caso se ha convertido en una bomba de relojería en Washington. "No le conozco", aseguró el presidente a finales de enero. Pero la foto de ambos, aparecida este fin de semana, demuestra lo contrario.

The New York Times y el semanario Time colocaron el sábado la foto en sus ediciones electrónicas. En ella se ve a Abramoff observando al presidente mientras éste estrecha la mano de uno de los clientes del lobista, el jefe de la tribu de indios Kichapoo, Raúl Garza. Fue este último quien proporcionó la foto, ya que la Casa Blanca se negó.

La fotografía, tomada el 9 de mayo del 2001 en el edificio de oficinas Eisenhower, contiguo a la Casa Blanca, muestra también cómo vigila atentamente la escena Karl Rove, gurú político de Bush, implicado en otro sonoro escándalo: la filtración de la identidad de la agente encubierta de de la CIA Valerie Plame.

"Francamente, no me acuerdo siquiera de haberme fotografiado con este tipo", declaró Bush el 26 de enero. El presidente estableció su línea oficial de defensa en los miles de personas con las que se fotografía y en los numerosos actos a los que asiste. "Decenas de miles de fotografías del presidente, dentro y fuera del país, han sido tomadas en los últimos cinco años, así que ésta no es relevante para la investigación del Departamento de Justicia sobre Abramoff", dijo su portavoz, Scott McClellan.

Pero Bush y Abramoff no se vieron sólo un instante y para una foto, sino casi una docena de veces, en las que mantuvieron incluso breves conversaciones, según el lobista. Abramoff se ha convertido en un apestado político en Washington tras declararse culpable, el pasado enero, de intentar sobornar a una veintena de políticos. Para suavizar su castigo, está cooperando con los fiscales, algo que hace temblar en medios políticos.