"A nosotros ese muro nos parece una vergüenza". A falta de calzar las botas que su espalda le prohíbe, el presidente de México, Vicente Fox, se caló el sombrero y apretó el puño para criticar al Congreso y al Gobierno de EEUU por la iniciativa de construir una doble muralla de más de 1.000 kilómetros en la frontera entre ambos países. En su programa radiofónico Fox contigo y en el marco de la celebración del Día Internacional del Migrante en Guanajuato, el pasado día 18, Fox afirmó que el proyecto estadounidense "es una pésima señal que no habla bien de un país que se precia de ser democrático, que no habla bien de un país que se precia de ser un país de migrantes ".

Cuando al principio de su mandato cabalgaba en Tejas al lado de su colega estadounidense, George Bush, Fox llegó a creer que lograría la legalización de los "paisanos" que viven sin papeles al norte del río Grande. Más de cinco millones, según cifras oficiales que seguramente son el doble.

Aportación económica

A las puertas del último año de su sexenio, Fox ve cómo EEUU aprueba una iniciativa de ley para construir más barreras en California, Arizona, Nuevo México y Tejas y, además, convertir en delito la entrada ilegal en ese país. El mandatario mexicano subrayó: "Nos parece que no debe existir en la relación entre México y EEUU un muro de esa magnitud; los muros quedaron en el siglo pasado, los muros se derribaron por la propia ciudadanía, se derribaron por la búsqueda de la libertad y la democracia".

Fox recordó que el crecimiento de la economía estadounidense no se explica sin la aportación de los mexicanos que trabajan allí. "Lo que estamos viendo del lado del Gobierno de EEUU es un endurecimiento en la frontera, es un sellar la frontera, construir muros, y tal parece que vamos caminando hacia atrás --manifestó Fox--. No entendemos este paso de construir muros adicionales, de mandar más policías y más soldados a la frontera".

La protesta se extendió desde el campesinado a la Iglesia. El cardenal Norberto Rivera, arzobispo primado de México, dijo que el Gobierno de EEUU debería tender puentes en lugar de construir murallas, y agregó: "Si ellos están proclamando la globalización, no están siendo consecuentes". La Confederación Nacional Campesina (CNC), el más poderoso sindicato del campo y brazo del ahora opositor Partido Revolucionario Institucional (PRI), aseguró que la emigración masiva no podrá ser detenida "ni por los agentes de la Patrulla de Fronteras ni por cortinas de hierro".

La CNC advirtió de que cinco millones de campesinos mexicanos sin tierra "son candidatos a emigrar hacia las ciudades de México y a EEUU en el 2006, sobre todo si se considera que, durante el presente año, el empleo rural cayó un 47%". Aun peor: de no modificarse el capítulo agrícola del Tratado de Libre Comercio de Norteamérica, EEUU afrontará "un éxodo rural de 15 millones de mexicanos".