Las posiciones de serbios y albanokosovares sobre el futuro de Kosovo siguen siendo "diametralmente opuestas". Así resumió el mediador internacional de la ONU, Martti Ahtisaari, ocho días de negociaciones directas en Viena que han dejado las cosas como estaban. O un poco peor, tras esta ocasión perdida.

Tampoco puede decirse que este fracaso haya sido una sorpresa, vistas las reacciones de ambas partes a la propuesta que Ahtisaari, tras un año de gestiones, presentó el 2 de febrero. Pristina la aceptó en líneas generales, pero Belgrado la rechazó de plano. "No cabía esperar que se llegara a un acuerdo", declaró con realismo el jefe de la delegación serbia, Leon Kojen, consejero del presidente Boris Tadic.

Así las cosas, Ahtisaari se comprometió a "revisar" su proyecto. "Veremos qué ajustes puedo hacer", declaró el mediador, que ha convocado de nuevo a ambas partes --con una invitación expresa a sus "líderes políticos"-- el próximo día 10, también en la capital austriaca. Será un último intento de acercamiento antes de que el plan sea presentado al Consejo de Seguridad de la ONU, a finales de mes.