El sistema de reparto obligatorio de refugiados ha provocado «muchas divisiones», la «estrategia ha resultado ineficaz» y las «promesas financieras» han sido inadecuadas para el desafío tan importante al que se enfrenta la UE, que no tiene «ni la capacidad ni posibilidades legales» para reemplazar a los estados miembros en la gestión de la crisis migratoria.

Este es el oscuro diagnóstico del que parte el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, en una nota de trabajo destinada a animar el nuevo debate sobre el futuro de las políticas migratorias que celebrarán los líderes de la UE en el Consejo Europeo que arranca mañana en Bruselas.

Si hay algo que no ha funcionado, a juicio del polaco, es el sistema de cuotas. «La cuestión de las cuotas obligatorias ha demostrado ser altamente divisoria y la estrategia ha resultado ser ineficaz», sostiene en el documento. Si no hay soluciones para junio del 2018, «el presidente del Consejo Europeo presentará propuestas para avanzar», precisa.

«ANTIEUROPEA» / La Comisión Europea no solo no comparte su opinión sino que ha recibido el documento de Tusk como un verdadero torpedo a su línea de flotación. «La carta preparada por el presidente Tusk es ina-ceptable y antieuropea y niega todo el trabajo que hemos hecho en los últimos años» y que «hemos hecho juntos», ha afeado el comisario de inmigración, Dimitrios Avramopoulos.

Es más, el griego ha acusado al polaco de desviarse de su papel de generador de consensos. «El papel del Consejo Europeo es defender la unidad y los principios europeos» y «este papel socava unos de los principales pilares del proyecto europeo, la solidaridad», ha advertido insistiendo en que la gestión migratoria es un esfuerzo que los 28 deben afrontar de forma conjunta, en el que no caben soluciones a la carta.

CASTIGOS / No es la primera vez que el conservador Tusk sostiene públicamente que el mecanismo para repartir refugiados, alumbrado hace dos años para ayudar a Grecia e Italia, no tiene futuro. La última vez fue a mediados de octubre, cuando urgió a buscar una solución para recomponer el consenso y terminar con el enfrentamiento que mantiene la UE con los países de Visegrado -Hungría, Polonia, República Checa y Eslovaquia- por su reiterada negativa a acoger refugiados. Es más, aunque el Tribunal de Justicia de la UE avaló el sistema a finales de julio, ninguno ha dado su brazo a torcer y Bruselas ha tenido que recurrir a la Corte europea para buscar el castigo contra los tres países -Polonia, Hungría y República Checa- que a su juicio siguen incumpliendo su obligación.

Lo cierto es que no todos los estados miembros han acogido con buenos ojos la intromisión de Tusk. La última discusión preparatoria de los sherpas (que cocinan y perfilan los debates de las cumbres) estuvo «caldeada» y el mecanismo de reparto de cuotas sigue generando tantas divisiones como cuando se creó. De ahí el llamamiento que hará Tusk mañana a sus colegas para que busquen una «solución consensuada» antes de junio. «El objetivo no es imponer soluciones» y «no es una lucha de instituciones», afirman fuentes diplomáticas.

La onegé Amnistía Internacional (AI), por su parte, ha publicado un informe en el que acusa a los gobiernos de la UE, y especialmente al de Italia, de ser «complices, a sabiendas, de torturas y abusos cometidos contra decenas de refugiados y migrantes detenidos en condiciones atroces en Libia», dice el docimento.