La izquierda se impuso a nivel global en la primera vuelta de las elecciones municipales celebradas ayer en Francia, en lo que constituye el primer voto de castigo para la política del presidente Nicolas Sarkozy. La única estimación nacional difundida anoche, del instituto CSA-Dexia, otorgaba a las listas de izquierda un 47,5% de los sufragios frente a un 40% de la derecha. Ese resultado significaba un ascenso de la izquierda de casi tres puntos con relación al 2001.

Hace seis años, la derecha logró un 47% de los votos, por lo que su descenso sería de 7 puntos, pero este dato hay que matizarlo, porque ayer concurría por separado el nuevo partido centrista Movimiento Democrático (Modem), de François Bayrou. Según el mismo sondeo, el Modem obtendría un 4,5% de los votos, y las listas de extrema izquierda sacarían un 2%, lo mismo que la extrema derecha del Frente Nacional (FN). El resto de las candidaturas tendrían un 4%.

Los socialistas, tanto el primer secretario, François Hollande, como la excandidata presidencial Ségolène Royal, interpretaron los primeros resultados como un "voto de castigo" a la política de Sarkozy. Hollande destacó que los electores habían lanzado tres mensajes: su voluntad de participación, con "una débil abstención"; su deseo de confiar a la izquierda la responsabilidad de administrar nuevas ciudades, ya desde la primera vuelta (citó Rouen, Laval y Alençon) y la advertencia al Gobierno por la política de estos nueve meses.

La preocupación de los franceses por el bajo poder adquisitivo ha alcanzado su mayor nivel histórico desde 1996 y se sitúa en cabeza, con un 52%, muy por encima del mantenimiento del empleo (27%), según los datos de un sondeo de Ipsos de febrero.

Royal auguró que los municipios franceses, si se confirman las expectativas en la segunda vuelta del próximo domingo, se constituirán "en más que un contrapoder", y reprochó al primer ministro, François Fillon, que intentara minimizar el resultado de las municipales.

El vuelco más importante en las grandes ciudades se produjo en Rouen, donde la socialista Valérie Fourneyron arrebató la alcaldía en primera vuelta (57% de votos) al alcalde de la Unión por un Movimiento Popular.