El Tribunal Correccional de París condenó ayer al histórico dirigente de ETA José Antonio Urrutikoetxea, Josu Ternera, a cinco años de prisión, y a cuatro a su hijo Egoitz, por pertenencia a asociación de malhechores. Ambos fueron juzgados y condenados en rebeldía, ya que se encuentran en paradero desconocido desde hace varios años. La acusación había solicitado siete años para Josu Ternera por hechos cometidos entre el 2002 y el 2005, y cuatro para su hijo por hechos que se remontan al 2005.

La resolución judicial recoge la petición de la representante del ministerio público de expulsar definitivamente de territorio francés al veterano etarra, una vez haya concluido el cumplimiento de su condena. En cuanto a su hijo, si bien no se contempla su expulsión del país al no tener nacionalidad francesa, se mantiene la orden de arresto europea contra él, así como la dictada contra su padre.

Durante el juicio, celebrado el pasado 19 de noviembre, la fiscal Catherine Sorita-Minard consideró probado que Ternera participó en "actividades en beneficio de ETA" y mantuvo contactos con los que entonces dirigían la organización. Sus huellas se hallaron en apartamentos clandestinos utilizados por activistas y responsables de la banda, así como en diversa documentación de carácter político sobre ETA.

PENAS ANTERIORES Huido desde otoño del 2003, Egoitz ya fue condenado en rebeldía a cuatro años de prisión en julio del 2007, y a dos años en noviembre pasado. Su padre está en paradero desconocido desde hace siete años, periodo durante el cual no ha dejado de especularse sobre sus supuestos problemas graves de salud o su posible retorno a la dirección de la banda armada.

Josu Ternera, que este año cumplirá los 60, no ha dejado ningún rastro confirmado desde noviembre del 2002, cuando no compareció ante el Tribunal Supremo, que le había citado para comunicarle su imputación por un atentado de ETA en 1987. Ingresó en las filas de la banda armada con tan solo 20 años.