La fulminante caída del presidente tunecino Zine el Abidine Ben Alí ha cogido al Gobierno de Nicolas Sarkozy con el paso cambiado. Aliado de París en el Magreb, el régimen era visto por el Elíseo como garante de sus intereses económicos en la excolonia francesa, además de un freno al auge del integrismo islámico en la zona. De ahí la tibia reacción de París ante las protestas. El martes, la ministra de Exteriores, Michele Alliot-Marie, ofreció incluso a Ben Alí colaboración en materia de seguridad para reprimir la revuelta sin sangre. Pero el viernes, ante la huida del mandatario, Sarkozy se desentendió de Ben Alí, al que negó el asilo bajo el argumento de que generaría malestar entre la nutrida comunidad tunecina instalada en Francia.

Solo emitió un frío comunicado en el que dice "tomar nota" de la "transición constitucional" abierta en Túnez, mientras aceptaba que familiares del dictador aterrizaran en París. Las virulentas críticas con que los medios de comunicación recibieron la falta de apoyo a la revuelta --la mayoría de editoriales hablan de "silencio vergonzoso", mientras el presidente de EEUU, Barack Obama, se ponía del lado del pueblo tunecino-- obligaron ayer a Sarkozy a rectificar.

Tras convocar una reunión interministerial con el primer ministro, François Fillon; el portavoz, François Baroin; y los titulares de Exteriores, Alliot-Marie; Defensa, Alain Juppe; e Interior, Brice Hortefeux; el Elíseo emitió un segundo comunicado en un tono muy diferente. La nota indica que París aporta "un apoyo determinado" al pueblo tunecino en su "voluntad de democracia". Llama además a poner fin a la violencia y a convocar cuanto antes "elecciones libres". Baroin precisó que los familiares de Ben Alí --una hija y una nieta del exmandatario-- acogidos en un hotel de Eurodisney "no tienen vocación de quedarse en Francia".

MOVIMIENTOS SOSPECHOSOS También anunció que se han bloqueado "movimientos financieros sospechosos" relacionados con intereses tunecinos en Francia. Centenares de personas salieron ayer a la calle en París para apoyar al pueblo tunecino.