Auna semana de la primera vuelta de las elecciones legislativas francesas, la ola azul (el color de la gobernante UMP) avanza inexorable como un tsunami dispuesto a destruir los restos de las playas socialistas. Todos los sondeos pronostican una victoria aplastante de la Unión por un Movimiento Popular (UMP), que dará a Nicolas Sarkozy una amplia mayoría para aplicar su programa. Ante este temor, los líderes socialistas multiplican los llamamientos a la movilización para que un hombre solo no tenga todo el poder.

Tres dirigentes del Partido Socialista (PS) alertaron ayer de ese peligro que, sin embargo, al igual que la mayoría de los militantes, ven en su fuero interno como inevitable. La candidata a las presidenciales, Ségolène Royal, declaró que "hay que evitar una ola aplastante" porque "la República necesita equilibrio".

En igual sentido se expresaron Dominique Strauss-Kahn, líder del ala socialdemócrata del partido, y Bertrand Delanoë, alcalde de París. En una entrevista en Le Parisien, Strauss-Kahn asegura que "hay un riesgo de una UMP ultramayoritaria, y, sin embargo, Francia merecería una cohabitación. Dejar los poderes a un liberalismo potente no es bueno para nuestro país". En Le Journal du Dimanche, Delanoë dice que "está en juego la preservación de los equilibrios democráticos y el pluralismo que Francia necesita", y advierte del riesgo que existe para "la vida cotidiana de los franceses del 2007 al 2012 si un solo partido, un solo hombre, concentra todos los poderes".

EQUILIBRIO DEMOCRATICO Sin embargo, estos llamamientos no indican otra cosa que la desesperación ante lo que se avecina. Cualquier resultado que no sea una mayoría abrumadora para la "apisonadora" de la UMP será una sorpresa. El último sondeo --efectuado por Ifop el 31 de mayo y el 1 de junio y publicado ayer por Le Journal du Dimanche -- concede a la UMP entre 420 y 460 diputados de un total de 577, con un 41% de los votos (ahora tiene 359). El PS lograría entre 80 y 120 (27%), frente a los 149 actuales. La mayor debacle del PS se produjo en 1993, cuando se quedó con 67 diputados, cinco años después de la reelección de François Mitterrand y en pleno segundo mandato de este.

El Partido Comunista perdería su grupo parlamentario (son necesarios 20 diputados) al bajar a entre 9 y 15 desde los 21 que tiene ahora. El nuevo partido centrista de François Bayrou, el Movimiento Demócrata (MoDem), solo tendría entre 0 y 4 diputados, con un 9% de los votos, perjudicado por el sistema electoral mayoritario, al igual que el Frente Nacional de Jean-Marie Le Pen, con un 6% y ningún diputado.

Los efectos de la ola azul se acrecientan porque el PS no ha llegado a ningún acuerdo con los Verdes, a quienes ofreció poco más de una decena de circunscripciones, y porque su alianza con los radicales de izquierda (PRG) se ha debilitado debido a que el presidente del PRG, Jean-Michel Baylet, ha escuchado los cantos de sirena del poder. Tras ver a Sarkozy, se declaró dispuesto a reunificarse con los radicales de derecha, aliados de la UMP y, aunque luego rectificó, su pacto con el PS ha perdido credibilidad.

CALENDARIO La mayoría aplastante de la derecha es inevitable, además, porque en estas legislativas, llamadas de confirmación al suceder inmediatamente a las presidenciales, es lógico que los franceses voten en igual sentido que hace un mes. Al reducirse en el 2002 el mandato presidencial a cinco años, se cambió el calendario --primero presidenciales, después legislativas-- y se hicieron coincidir las consultas para impedir cohabitaciones entre un presidente de una ideología y un Gobierno de otra.