Pese a que no encuentra apoyos suficientes ni en EEUU ni en la Unión Europea, Nicolas Sarkozy mantiene la amenaza de no asistir a la inauguración de los Juegos Olímpicos de Pekín. Unas declaraciones de la secretaria de Estado de Derechos Humanos, Rama Yade, luego matizadas, aumentaron ayer la presión contra el régimen de Pekín.

En una entrevista a Le Monde, Yade citaba tres "condiciones indispensables" para que el presidente francés no boicoteara la apertura: "el fin de las violencias contra la población y la liberación de los presos políticos, el esclarecimiento de los acontecimientos tibetanos y la apertura del diálogo con el dalái lama". Sarkozy "tomará su decisión tras ver la evolución de los acontecimientos y después de haber consultado a nuestros socios europeos", añadía. Seis horas después de que se conocieran sus declaraciones, Yade desmintió en un comunicado haber utilizado la palabra "condiciones" y repitió que Sarkozy se pronunciará "en función de la evolución de la situación en el Tíbet". Sin embargo, Le Monde se reafirmó en que el diario había "transcrito fielmente" las declaraciones de la dirigente, que el Elíseo no quiso comentar.

Por la noche, en el telediario de France 2, el ministro de Exteriores, Bernard Kouchner, negó que Francia pusiera condiciones y aseguró que "todas las posibilidades están abiertas" en función de lo que pase en el Tíbet. "Poner condiciones sería torpedear una eventual participación en el diálogo" entre Pekín y el dalái lama, señaló Kouchner.

No es la primera vez que Yade crea un conflicto a la diplomacia francesa. Ya ocurrió en diciembre del 2007. Horas antes de la llegada de Muamar Gadafi a París, Yade calificó la visita de "indecente" y añadió que Francia no era el felpudo en el que el líder libio se iba a limpiar sus pies manchados de sangre.

BANDEROLA Y PEGATINAS. Las declaraciones de Yade se suman a la agitación que se vive en Francia ante la llegada mañana a París de la antorcha olímpica, mientras China pide al Gobierno francés "no animar las perturbaciones contra los relevos olímpicos". Organizaciones como Reporteros sin Fronteras preparan protestas al paso de la antorcha, los atletas franceses se colocarán una pegatina en favor de "un mundo mejor" y el alcalde de París, el socialista Bertrand Delanoë, ha decidido desplegar en la fachada del ayuntamiento una banderola en la que se proclama la adhesión de la capital a la defensa de los derechos humanos "en todo el mundo".