La Asamblea Nacional francesa adoptó la pasada noche, gracias al apoyo de la mayoría del presidente, Emmanuel Macron, un proyecto de ley que pretende agilizar la concesión de la protección del asilo pero que es particularmente polémico porque endurece el dispositivo contra la inmigración irregular.

Se pronunciaron a favor del texto un total de 228 diputados ya que 14 miembros del partido de Macron (LREM) optaron por abstenerse y votó en contra uno, Jean-Michel Clément, que inmediatamente anunció que deja la formación por considerar la situación contraria a sus principios.

El proyecto de ley, que en unas semanas continuará su tramitación en el Senado, contó con la oposición de 139 diputados de la oposición de izquierdas y de la extrema derecha por razones totalmente diferentes.

El ministro del Interior, Gérard Collomb, principal valedor de la proposición legislativa, se felicitó en un comunicado de este paso en el proceso de adopción e insistió en que "se han mantenido todas las orientaciones del texto inicial", y eso pese a algunas modificaciones adoptadas en el debate en la Asamblea.

Oenegés, a salvo

Una de las más significativas es la clarificación de las condiciones para llevar a cabo acciones judiciales contra los traficantes de personas y que éstas no afecten a personas o asociaciones que ayudan con una voluntad humanitaria a los inmigrantes.

El texto del articulado reduce de forma significativa los plazos para los procedimientos de los demandantes de asilo, limitando el periodo de instrucción de los expedientes, pero también el de recurso.

Por otra parte, incrementa el periodo de retención administrativa para los inmigrantes en situación irregular con vistas a facilitar que las decisiones de expulsión sean efectivas.