Los investigadores franceses que analizan las causas del accidente del avión de Air France desaparecido el lunes en el Atlántico con 228 personas a bordo, han advertido hoy que será difícil encontrar las cajas negras debido a la gran profundidad que está la aeronave y a la complicada orografía del fondo marino, con estribaciones montañosas.

El director del Organismo de Investigación y Análisis (BEA), Paul-Louis Arslanian, no es optimista sobre la posibilidad de encontrar las cajas negras.

Este experto ha precisado que además "no son la única herramienta" para determinar las causas "a veces no aportan nada" sobre la peor "catástrofe" de la historia de la aviación francesa.

Arslanian ha avanzado que "al menos por ahora es una investigación muy difícil", y ha recordado que las cajas negras están concebidas para emitir, durante 40 días, señales que pueden detectarse a un kilómetro de distancia.

Por ello, para encontrarlas habría que concretar el área de búsqueda.

Cuatro equipos

Dos funcionarios del Organismo de Investigación y Análisis han comenzado a estudiar en Brasil el accidente del avión de Air France, según han informado hoy fuentes oficiales.

El BEA ha asumido la investigación pese a que el avión cayó en aguas territoriales brasileñas porque así lo establecen los acuerdos internacionales, ha aclarado hoy la Fuerza Aérea Brasileña.

Hay cuatro equipos investigando el accidente: uno encargado de la búsqueda de restos del avión en el mar, otro que trabajar sobre los datos del historial y del mantenimiento de la aeronave, una tercera sobre cómo la explotaba Air France y la última sobre sus sistemas y equipos.

Control aéreo brasileño

El director del BEA no quiso pronunciarse sobre la avería del avión: "Por ahora ningún elemento permite pensar que el avión tenía algún problema" cuando despegó de Río de Janeiro hacia París.

Arslanian también ha indicado que los pilotos mantuvieron el último contacto con el control aéreo brasileño una "media hora" antes del momento en que pudo producirse el siniestro. Fueron tres minutos de intercambio durante los que la tripulación informó que entraba en una zona de "turbulencias".

No hubo en esa comunicación ninguna precisión sobre la naturaleza de esas turbulencias ni sobre si había rayos. Desde el mismo lunes Air France apuntó como posible causa del accidente el impacto de un rayo, una hipótesis que el director del BEA no quiso ni desmentir ni confirmar.

Informe a final de mes

El experto ha insistido que "era una situación tormentosa" como lo han confirmado los mapas del tiempo y los otros aviones que realizaron ese mismo día otras rutas por esa zona del Atlántico.

También ha puntualizado que "el avión estaba en la ruta que siguen todos los aviones" que hacen la ruta Río de Janeiro-París, que se mueven "en una banda de unos kilómetros" en función de cómo tratan de evitar las columnas de nubes que causan las turbulencias.

El BEA, que pretende publicar un primer informe a finales de mes, es responsable de la conocida como la "investigación de seguridad", destinada a evitar que algún fallo o algún problema pueda repetirse en el futuro.