Zoran Djindjic, primer ministro de Serbia y uno de los artífices de la transformación democrática de su país, fue asesinado ayer por dos disparos realizados por un francotirador en el centro de Belgrado. El hombre que envió a Slobodan Milosevic a rendir cuentas ante el Tribunal de La Haya por la limpieza étnica de las fuerzas serbias en Bosnia y Kosovo perdió la vida en un hospital de Belgrado tras recibir dos impactos de bala en el pecho y en el estómago.

El Gobierno culpó del magnicidio a Milorad Lukovic, alias Legija , exjefe de una unidad policial de operaciones especiales y uno de los 20 líderes del grupo mafioso llamado clan Zemun. Entre sus fechorías, está el incendio de una discoteca en la ciudad norteña de Kula, tras lo cual fue suspendido de su cargo. Lukovic fue una figura clave en las manifestaciones que provocaron la caída de Milosevic, ya que no cumplió la orden de reprimir la protesta.

CRIMEN ORGANIZADO

"El asesinato del primer ministro representa un atentado de este grupo para detener la lucha contra el crimen organizado", declaró el Gobierno en un comunicado difundido a última hora de la noche.

El reloj marcaba las 12.30 horas. Djindjic salía de su vehículo, aparcado frente a la sede del Gobierno de la República. Se oyeron dos disparos y un grito. Djindjic fue trasladado a un centro hospitalario de la capital, donde le extrajeron dos balas de gran calibre. Pese a la intervención quirúrgica, Djindjic murió una hora después de haber sido tiroteado.

La presidenta en funciones de Serbia, Natasa Micic, decretó el estado de emergencia, y el Gobierno, tres días de luto. Se ordenó cerrar fronteras y aeropuertos, que fueron reabiertos a las pocas horas. La policía cerró los accesos al centro de la ciudad y el Ejército elevó su nivel de alerta. Dos sospechosos fueron detenidos cerca del lugar del atentado.

Vojislav Kostunica, el último presidente de Yugoslavia, y rival político de Djindjic, dijo que lo sucedido revestía un cariz "siniestro y tenebroso". "El crimen organizado es el enemigo natural de la democracia", afirmó. Milo Djukanovic, primer ministro de Montenegro, expresó su "consternación" por el asesinato de un hombre que "personificaba la nueva cara reformista de Serbia".

El criminólogo y exjefe de la Interpol de Yugoslavia, Budimir Babovic, declaró que el asesinato de Djindjic es una tragedia para Serbia porque él representaba "la fuerza de la reforma". Babovic sostuvo que el asesinato había sido muy bien planeado, y que no hubiera sido posible sin apoyo logístico. Hace unos días, Djindjic expresó su desconfianza hacia sus guardaespaldas y reclamó que fueran sustituidos. El primer ministro fue objeto de otro atentado hace un mes.