Hay ideas que deberían quedar en el aire. Por ejemplo, pensar que es apropiado tomar imágenes promocionales del Air Force One haciendo volar el avión presidencial en Nueva York a escasos metros de donde se alzaban las Torres Gemelas y de la estatua de la Libertad.

Eso es lo que sucedió el lunes por la mañana en un episodio que ha desatado la indignación del alcalde neoyorquino, Michael Bloomberg, de centenares de ciudadanos que evacuaron oficinas y casas en Manhattan y en Nueva Jersey ante un temor con ecos de 11-S, y del propio presidente de Estados Unidos, Barack Obama, al que sus colaboradores han descrito como "furioso" por lo ocurrido.

Eran las diez de la mañana cuando el imponente 747 empezó a verse sobre el puente Verrazano, pasando a menos de 150 metros de la antorcha de la estatua, dirigiéndose luego hacia el norte sobrevolando el río Hudson a solo 300 metros de la Zona Cero y a tan escasa altura que los peatones podían identificar perfectamente la insignia presidencial. Dentro de los dos cazas F-16 que lo flanqueaban iban los fotógrafos encargados de tomar las imágenes, que relevarán antiguas fotos tomadas al avión presidencial en otros lugares emblemáticos como el monte Rushmore o el puente Golden Gate. Esas fotos se usan para temas promocionales y se venden como recuerdo.

Prácticamente nadie tenía aviso de que el vuelo, organizado por la oficina militar de la Casa Blanca, iba a realizarse. E incluso cuando se gestionó, la Administración Federal de Aviación instó a que no se facilitara información. Los operadores telefónicos de la policía de Nueva York recibieron como única indicación responder a posibles llamadas sobre el avión explicando que era una operación militar aprobada.

DESACIERTO INCOMPRENSIBLE "Por qué Defensa querría tomar unas fotos justo alrededor del lugar de la catástrofe del World Trade Center se hace incomprensible. Un desacierto; sería una manera de definirlo", se lamentaba Bloomberg.

El lunes por la noche hubo una disculpa formal de la Casa Blanca. En Nueva York, mientras, la reprimenda ha caído sobre Marc Mugnos, director de operaciones de la oficina de coordinación de eventos.