Los ministros de Interior del G-5, compuesto por Alemania, España, Francia, Italia y Reino Unido, adoptaron ayer en París, en una reunión extraordinaria sobre inmigración, una declaración conjunta que prevé, entre otras medidas, la creación de una fuerza europea de intervención rápida en caso de crisis en las fronteras exteriores de la Unión Europea, y la posibilidad de reintroducir temporalmente los controles en las fronteras interiores cuando lo exija el orden público.

El anfitrión, el titular de Interior francés, Dominique de Villepin, anunció que los cinco países trabajarán en lo que él considera como "el futuro embrión de una policía europea de fronteras". Este cuerpo actuará en "casos de urgencia" y en las fronteras exteriores de la UE.

El ministro del Interior español, José Antonio Alonso, tranquilizó a sus colegas y les garantizó que la regularización de inmigrantes en España "es algo bueno para Europa". "No tendrá incidencia alguna en el mercado laboral de los otros países", subrayó. Asimismo, reafirmó la voluntad del G-5 de reunirse con sus cinco homólogos del Magreb "para profundizar en la cooperación contra la inmigración clandestina".