La cumbre del Grupo de los Ocho transmitió ayer un mensaje de confianza en la recuperación económica, que tomará cuerpo a lo largo de la segunda mitad del año, y se comprometió a realizar las reformas necesarias para fortalecer ese crecimiento y la creación de empleo.

"Las incertidumbres provocadas por la guerra de Irak han desaparecido, el precio del petróleo ha descendido y los tipos de interés son bajos. Se dan las condiciones para la recuperación del crecimiento", declaró el presidente francés, Jacques Chirac, al concluir la primera jornada de la cumbre. La economía mundial podría alcanzar antes de finalizar el año una tasa de crecimiento anual del 2,9%, según fuentes de la delegación alemana.

El presidente norteamericano, George Bush, reafirmó el firme compromiso de su Gobierno de "mantener la política del dólar fuerte". Esto disipó los temores de Japón y Europa a una mayor devaluación de la divisa norteamericana, que ha perdido el 20% de su valor frente al euro en pocos meses, y que pondría en peligro la capacidad de exportación y recuperación de las economías japonesa y europea. La declaración de Bush provocó una inmediata recuperación del dólar.

REFORMAS ALEMANAS

El canciller alemán, Gerhard Schröder, explicó las reformas laborales que prepara su Gobierno para flexibilizar su economía. Schröder aseguró que no existía riesgo de deflación en el país y que los últimos indicadores apuntaban hacia una recuperación, tras seis meses de recesión.

Japón prometió nuevas reformas económicas para revitalizar su agonizante economía. El primer ministro, Junichiro Koizumi, dijo que la bolsa en su país había tocado fondo y que "más pronto o más tarde" volverá a subir. Los líderes del G-8 se comprometieron a continuar con las reformas económicas y facilitar una mayor liberalización del comercio para facilitar la recuperación.

La cumbre dedicó una especial atención a reforzar el buen gobierno empresarial y la estricta aplicación de las normativas financieras y contables, para devolver la confianza a los inversores tras los recientes escándalos de falsificaciones contables de grandes compañías norteamericanas.

El G-8 reafirmó su compromiso de concluir en el plazo previsto, antes de finalizar el 2004, la nueva ronda de liberalización del comercio iniciada en el 2001, pero sin concretar las bases.