El gas ruso aún tardará unos tres días como mínimo en llegar a los países de la Unión Europea (UE) y de los Balcanes, pese al principio de acuerdo alcanzado sobre el despliegue de observadores internacionales para verificar el tránsito sin sustracciones a través del gasoducto ucraniano. El primer ministro checo y presidente semestral de la UE, Mirek Topolanek, llegó ayer por la tarde a Kiev para tratar de resolver los últimos detalles pendientes del acuerdo sobre ese despliegue de controladores. Topolanek tiene previsto viajar hoy a Moscú para reunirse con el primer ministro ruso, Vladimir Putin. El nuevo retraso frustró las esperanzas de los países del Este y de los Balcanes, más duramente afectados por el corte de suministro y sumergidos bajo una ola de frío polar.

La presencia de observadores rusos del monopolio estatal Gazprom en las instalaciones del gasoducto ucraniano parecía seguir planteando dificultades políticas al Gobierno ucraniano. Por ello, el propio Topolanek se vio obligado a desplazarse a Kiev para vencer esas reticencias. Moscú, para facilitar el compromiso, ofreció que observadores ucranianos pudieran estar presentes en las instalaciones de Gazprom. Pero exigió que Ucrania debía firmar el protocolo sobre las modalidades de supervisión del gasoducto antes de reanudar el bombeo de gas hacia la Unión Europea.

La Comisión Europea explicó que, una vez Rusia empiece a bombear de nuevo, el gas necesitará unas 30 horas para alcanzar la frontera ucraniana, según las estimaciones de Gazprom. El gas necesitará después entre 16 y 36 horas para atravesar Ucrania y alcanzar la frontera de la UE, según los cálculos del grupo estatal ucraniano Naftogaz.

El primer contingente del equipo de 22 observadores europeos llegó ayer a Kiev para estar preparado para desplegarse de inmediato en las estaciones de entrada y salida del gas ruso del territorio ucraniano. La misión de los observadores internacionales será verificar que no se producen por parte de Ucrania sustracciones al gas ruso destinado a la UE.

Moscú interrumpió el suministro al gasoducto ucraniano el pasado miércoles, después de acusar a Kiev de sustraer el gas destinado a la UE.