El primer congreso europeo de la comunidad gitana, organizado con gran pompa por la Comisión Europea en Bruselas, se transformó ayer en un inesperado revés político para el Ejecutivo comunitario y para su presidente, el conservador José Manuel Durao Barroso. Los representantes de la comunidad gitana aprovecharon el evento internacional para denunciar a la Comisión Europea por haber avalado públicamente la controvertida política de fichaje étnico de la población de origen romaní iniciada por el Gobierno italiano.

El financiero George Soros, presidente del Open Society Institute y patrocinador de la reunión, expresó su "profunda preocupación por el fichaje de los gitanos en Italia". Frente a la actitud complaciente mostrada por la Comisión Europea hacia la actuación del Gobierno de Silvio Berlusconi, Soros advirtió de que temía que el fichaje étnico se "convierta en una norma de facto en la Unión Europea (UE)". "El fichaje étnico debería ser ilegal y espero que el Tribunal Europeo lo establecerá así", añadió.

"Si se avala la manera de actuar de Italia, toda Europa seguirá su ejemplo", destacó May Bittel, fundador del Forum de los Romanís. Rudko Kawaczynski, presidente del Forum Europeo de los Romanís, se preguntó qué utilidad tenía la reunión, después de que la Comisión Europea hubiera respaldado al Gobierno de Berlusconi.

A LA DEFENSIVA Barroso, acogido por los participantes con camisetas denunciando el fichaje étnico italiano, intentó hacer olvidar con grandes frases la reciente decisión de la Comisión Europea de considerar compatible con el derecho comunitario la legislación italiana de fichar a los gitanos en su territorio. "La situación dramática de los romanís no se puede resolver desde Bruselas. Los instrumentos para crear un cambio están en manos de los estados miembros de la UE", insistió Barroso ante un público hostil.