La masacre de Winnenden ha levantado una gran polémica en Alemania por la situación de la seguridad en las escuelas. Los políticos se han enzarzado en una discusión sobre qué hacer para evitar que se repita algo como lo que ocurrió el miércoles, cuando un joven de 17 años acabó con la vida de 12 personas en su antigua escuela, y de otras tres cuando estaba huyendo.

La polémica comenzó ayer con unas declaraciones de un parlamentario socialdemócrata recogidas por el diario Bild a favor de introducir controles de metales en la puerta de las escuelas. El ministro de Interior, Wolfgang Schäuble, aparecía poco después en televisión y se declaraba en contra: "No me puedo imaginar algo así. ¿Controles para quién? ¿Para los alumnos? ¿Para los profesores? Aunque lo hiciésemos no creo que tuvieran el efecto que deseamos, quizá incluso el contrario".

En la misma línea se manifestaba el presidente de la policía de Baden-Wurtemberg, Erwin Hetger: "Creo que el mejor sistema sigue siendo la cooperación entre la policía y las escuelas. Nuestra policía había seguido un programa de entrenamiento especial que permitió que llegara rápidamente al lugar y evitara una tragedia aún mayor".

"EN EL LIMITE" En lo que están de acuerdo los políticos es en que no habrá una nueva reforma de la ley de tenencia de armas: "Estamos en el límite", dijo el ministro de Interior. El Gobierno parece decidido a defender que convertir las escuelas en fortalezas no es la solución.

Mientras, Winnenden vivía ayer la resaca de la tragedia. A mediodía el Ministerio de Interior de Baden-Württemberg dijo que el joven había anunciado sus intenciones en internet: "Todos se ríen de mí. Nadie reconoce mi potencial. Estoy harto de esta vida. Lo digo en serio, tengo armas. Mañana voy a ir a mi antigua escuela y voy a liarla. Estad atentos, que mañana oiréis hablar de mí. Apuntaos el nombre del lugar: Winnenden". Eran las supuestas frases que Tim Kretschmer había escrito en un chat la noche anterior de los hechos y que un joven de Baviera había leído. Todo el día fue la versión difundida en todos los medios de comunicación locales. Pero, por la noche, los responsables del chat aseguraron que nunca existió esa conversación en su dominio y la policía regional confirmó que el joven no fue el autor del supuesto mensaje.

TRATAMIENTO INTERRUMPIDO En todo caso, el estado mental de Kretschmer no era tan estable como se decía. El ministro del Interior de Baden-Wurtemberg, Heribert Rech, aseguró que el joven estaba en tratamiento psiquiátrico desde abril del 2008 por depresión. Pero lo interrumpió al cambiarse de centro y pasar del de una localidad cercana al de Winnenden. Algunos ven en eso una explicación de por qué, tras los trágicos asesinatos en la escuela, se dirigió al centro psiquiátrico de la ciudad y acabó allí con la vida de un trabajador.

Otros detalles van llegando con cuentagotas, como que se ha calculado que el joven realizó más de 110 disparos y que de los heridos, tres estudiantes y dos policías, solo uno de los agentes sigue en estado grave. Además, la policía aclaró que Tim no era miembro de un club de tiro, sino su padre. La policía estudia incluso la posibilidad de procesar al padre por dejar armas peligrosas al alcance de menores, aunque de momento solo lo ha retenido como testigo.

También se confirmó la versión del suicidio a través de los testigos. Ayer, on line de Bild colgó un vídeo aportado por uno de ellos en el que supuestamente se veía cómo el joven se disparaba en la cabeza tras ser herido dos veces en las piernas.