El Gobierno de Angela Merkel no quiere emplear las sanciones económicas contra el régimen de Irán por no querer detener su programa nuclear, y prefiere castigos simbólicos, como prohibir viajar a Occidente a ciertos líderes políticos. El viceministro de Exteriores alemán, Gernot Erler, dijo ayer que el camino de las sanciones sería "muy peligroso" porque dañaría a ambos lados.