Ningún otro militar británico tendrá autorización para vender sus historias a la prensa hasta que se lleve a cabo una revisión de las normas que regulan esos permisos, según anunció hoy el ministro de Defensa, Des Browne. "Quiero estar seguro de que los encargados de tomar esas decisiones difíciles tienen una orientación clara para el futuro", dijo Browne en sus primeras declaraciones sobre la polémica surgida en el Reino Unido por la autorización dada a los quince marinos capturados por Irán para contar sus experiencias a cambio de dinero. "Hasta ese momento, ningún militar más tendrá autorización para hablar con la prensa sobre sus experiencias a cambio de dinero", afirmó en un comunicado.

La polémica por la autorización del Gobierno británico a los quince militares capturados por Irán a vender su historia a la prensa se intensificó hoy, tras la aparición de las primeras revelaciones en exclusiva de la única mujer del grupo, Faye Turney, y de otro de los marinos, Arthur Batchelor. La militar ha concedido sendas entrevistas al periódico sensacionalista "The Sun" y la televisión ITV en las que relata sus trece días de cautiverio y por las que habría recibido, según "The Guardian", unas 100.000 libras (unos 150.000 euros), cuatro veces más que su sueldo anual.

En su comunicado, Browne reconoció el "dilema" al que hizo frente la Armada británica (Royal Navy) la pasada semana. A su juicio, los oficiales navales que tenían la responsabilidad de cuidar de los jóvenes detenidos se dieron cuenta de que la presión sobre ellos y sus familias "haría inevitable" que algunos de ellos aceptase ofertas para contar su historia a cambio de dinero.

"El dilema al que se enfrentaba la Armada era éste: ¿debía impedirles aceptar un pago, admitiendo que algunos de ellos hallarían formas para contar su experiencia de cualquier modo, sin el apoyo y el asesoramiento de su servicio, y, por tanto, con un riesgo para ellos y también para la seguridad operativa?", se preguntó Browne. "¿O debería la Armada aceptar que en este caso excepcional y particular, y en el contexto actual de los medios de comunicación, debería permitirles contar su historia precisamente para estar cerca de ellos, pero aceptando como consecuencia que habría un pago?", añadió.

Para el ministro, todos los implicados en este caso reconocían que no se había alcanzado "un resultado satisfactorio" y que debían extraerse lecciones de la revisión ordenada por su departamento sobre las normas que regulan esos permisos, "su claridad" y "si son apropiadas para el contexto actual de los medios de comunicación". La decisión de autorizar la venta de historias a los medios de comunicación ha sido fuertemente criticada en el Reino Unido, sobre todo por familiares de los soldados británicos muertos en Irak, veteranos y la oposición conservadora.