El Gobierno de Chile reivindicó ayer la figura del presidente Salvador Allende en un emotivo acto oficial, cerca del lugar donde murió hace 30 años en el palacio de la Moneda. Isabel Allende, hija del presidente derrocado, dijo que su padre "murió defendiendo la institucionalidad democrática y la dignidad de su cargo". A la ceremonia, encabezada por el presidente del país, Ricardo Lagos, asistieron la viuda de Allende, Hortensia Bussi, ministros, parlamentarios y dirigentes políticos y sociales.

A pesar de las insistentes llamadas de estos días a dejar atrás el pasado, según una encuesta hecha pública ayer, el 64% de los chilenos aprueba la realización de un debate profundo sobre las consecuencias del golpe de Estado. Según este estudio de la Fundación Ideas y la Universidad de Chile, el 27% de los consultados aceptaría que Augusto Pinochet tuviera un monumento en la plaza de la Constitución, frente a la Moneda, como lo tienen otros expresidentes, incluido Allende.

LA ACTUACION DE EEUU

Pero el pasado existe. En un memorando enviado por el secretario de Estado Dean Rusk a la Casa Blanca, en agosto de 1964, se decía: "Estamos haciendo nuestro mayor esfuerzo encubierto para evitar la posibilidad de que Chile sea el primer país americano en elegir un presidente marxista declarado". Este es uno de los últimos documentos desclasificados por el Pentágono, que han sido dados a conocer en el libro de la periodista chilena Patricia Verdugo Allende, cómo la Casa Blanca provocó su muerte . El triunfo de Salvador Allende en las elecciones del año 1970 sorprendía a aquel mundo de guerra fría y bloques enfrentados.

Aquella experiencia inédita, definida como la vía chilena al socialismo, duró sólo tres años y fue interrumpida violentamente por el golpe militar de Pinochet, que supuso una dictadura que se prolongó hasta 1990. Las interpretaciones sobre las causas y consecuencias posteriores de aquella tragedia son motivo aún de profunda división en Chile.