Cuatro días después de levantarlo, el Gobierno golpista de Honduras se vio ayer obligado a restablecer el toque de queda para prevenir desórdenes presuntamente generados por los seguidores del depuesto presidente Manuel Zelaya. El horario del toque de queda quedó fijado entre las 12 de la noche y las 5 de la madrugada. Los partidarios de Zelaya siguen organizando manifestaciones, actos y ocupación de calles, alentados por la falta de reconocimiento internacional del régimen de facto. El Gobierno pidió a la población "comprensión" para aceptar esas disposiciones adoptadas "para proteger la seguridad de las personas y de los bienes y asegurar el orden y la paz social".

Paralelamente, la mediación llevada a cabo por el presidente de Costa Rica, Oscar Arias, sigue su curso en San José pero sin la presencia de Zelaya ni de su rival. Roberto Micheletti fue designado presidente por el Parlamento golpista el 28 de junio, y ayer dio las primeras muestras de cansancio. Anunció que se avendría a dejar la presidencia si Zelaya no regresa. "Estoy dispuesto a adoptar esa decisión por la paz y la tranquilidad de la nación", afirmó.

El presidente de facto se mostró preocupado por los rumores de un regreso de Zelaya a Honduras el próximo sábado. El rumor lo desmintieron los seguidores del líder depuesto en Costa Rica.