El ministro francés de Asuntos Exteriores, Dominique de Villepin, propuso ayer la intervención de una fuerza internacional de paz en Haití para facilitar el diálogo entre el presidente, Jean-Bertrand Aristide, y los rebeldes que han decidido "liberar el país" por las armas de la tiranía del antiguo cura de los pobres . Con una nación al borde de la guerra civil, Aristide pidió ayer también la intervención de la comunidad internacional, pero rechazó la idea de dimitir antes del final de su mandato, en el año 2006.

Mientras, los paramilitares siembran el terror y la muerte en el norte del país y avanzan hacia la capital, Puerto Príncipe, donde piensan llegar a final de mes. Tras "liberar" el pasado día 5 Gonaives, ciudad simbólica de la independencia de Haití, los rebeldes han llegado ya a Hinches (87.000 habitantes), de la que dicen tener el control después de asesinar al alcalde y a los principales responsables policiales.

La oposición democrática --que sin apoyar la violencia del Ejército Caníbal sigue manifestándose como lo lleva haciendo desde hace varios meses para reclamar la dimisión de Aristide-- es a su vez víctima de una feroz represión por parte de las Chimeres . Las hordas armadas presidenciales, que no tienen nada que envidiar a los terribles tonton macutes del dictador Duvalier, son los autores de numerosos atropellos entre los periodistas, estudiantes e intelectuales.

SIN PARLAMENTO DESDE ENERO Aristide, que cuenta con el apoyo de EEUU, declaró ayer a The New York Times su determinación a ejercer su mandato hasta el final (febrero del 2006). "Hay que poner fin a esta violencia y aplicar las propuestas de la Caricom (comunidad de los países del Caribe) para convocar elecciones", afirmó el jefe del Estado. La Caricom se opone a la salida de Aristide, propone desmantelar los grupos civiles armados y nombrar a un primer ministro concertado con la oposición. Cabe decir que el país está sin Parlamento desde enero por no organizar a tiempo las elecciones. Preocupada por el deterioro de la situación, la antigua potencia colonial francesa ha hecho un llamamiento para el envío de una "fuerza de paz" de interposición, un extremo que rechaza hasta ahora EEUU.

"Muchos países están dispuestos a actuar ... y tenemos los medios para hacerlo", declaró ayer el titular francés de Exteriores. Pero su homólogo norteamericano, Colin Powell, descartó el envío de tropas militares o policiales a Haití para frenar la violencia y expresó su preocupación por "el serio problema humanitario" que se vive en el país.

DEBILIDAD DE MEDIOS Sin pronunciarse directamente sobre la propuesta francesa, el primer ministro haitiano, Yvon Neptune, reconoció la debilidad de medios para mantener el orden y estimó que "el deber de la comunidad internacional" es el de ayudar a Haití.

La oposición, en cambio, acogió con los brazos abiertos la propuesta francesa y se declaró dispuesta a estudiar las modalidades de esta intervención, según dijo la socialista Micha Gaillard.