El ministro de Defensa iraquí, el suní Sadún al Dulaimi, advirtió ayer a la población iraquí de que, "si hay una guerra civil en el país, no terminará nunca", y de que el Gobierno "está preparado para llenar las calles de blindados" si no cesa la violencia sectaria que ha causado al menos 250 muertos desde el miércoles. Además del toque de queda diurno impuesto el viernes en Bagdad y tres provincias del país, las autoridades han prohibido a los vehículos circular en Bagdad entre hoy y mañana.

La palabras de Dulaimi ilustran el grado de preocupación de las autoridades iraquís, incapaces de contener los enfrentamientos que se han registrado entre shiís y sunís desde que unos desconocidos, presuntos terroristas de Al Qaeda, dinamitaron la cúpula dorada de la mezquita de Samarra. El presidente de EEUU, George Bush, habló ayer por teléfono con Abdul Aziz al Hakim, máximo dirigente del partido proiraní Consejo Supremo para la Revolución Islámica de Irak, y le pidió que trabaje para formar un Gobierno de unidad. El primer ministro iraquí, Ibrahim Yafari, encabezó ayer una reunión con dirigentes sunís para tratar este tema.

INTENSOS COMBATES Mientras, Irak vivió una nueva jornada de violencia sectaria que dejó un saldo de más de 50 muertos. La policía halló los cadáveres de 14 policías, en el barrio de Shurba, en Bagdad. En la noche del viernes al sábado se registraron en esta zona intensos combates entre milicianos shiís y las fuerzas de seguridad. Proyectiles de mortero cayeron sobre una mezquita y un santuario suní. En la capital se registró un fuerte tiroteo y la explosión de un coche bomba al paso del cortejo fúnebre de la periodista Atuar Bahgat, de la cadena árabe Al Arabiya, asesinada el miércoles en Samarra.

Primero, unos desconocidos dispararon cuando el cortejo se dirigía al cementerio. El coche bomba estalló más tarde junto a un vehículo militar que escoltaba a los familiares y amigos de la reportera, en el barrio de Abú Graib. Tres militares murieron y seis civiles resultaron heridos. Muy cerca, un grupo armado disparó contra el domicilio de Harith al Dari, jefe del Consejo de Ulemas que conforman los líderes religiosos sunís de Irak. Dari acusó a la policía del ataque.

12 CADAVERES EN DIYALA La comunidad shií también fue blanco de extremistas sunís. En Kerbala, un coche bomba estalló junto a un mercado, mató a 8 personas e hirió a más de 30. En una localidad cerca de Baquba, en la provincia de Diyala, donde está vigente el toque de queda, hombres armados asaltaron el domicilio de una familia shií y asesinaron a 13 de sus miembros. En la misma región se hallaron los cadáveres de 12 campesinos. Y en Ciudad Sadr, en Bagdad, murieron tres personas en un ataque con morteros.