"Aunque no esté muerto físicamente, Yasir Arafat está muerto políticamente". El mismo día en que el líder palestino llegaba a París, el Gobierno israelí empezó a preparar la era post-Arafat y portavoces gubernamentales así empezaron a propagarlo. A petición palestina y egipcia, el primer ministro, Ariel Sharon, prometió que Arafat podrá regresar a Cisjordania cuando recupere la salud, pero el Ejecutivo israelí ya trabaja con la presunción de que el paisaje político ha cambiado drásticamente.

Tras años discutiendo y elaborando planes para expulsar a Arafat de Ramala, al final ha sido una enfermedad la que lo ha llevado fuera de Cisjordania. Fuentes israelís comentaban a la prensa local que Israel sigue considerando a Arafat un "terrorista", y que la promesa de Sharon se basó en parte en "motivos humanitarios" y en parte porque Israel cree que la enfermedad del líder palestino es tan grave que su regreso no se planteará.

Ayer ya aparecieron las primeras discrepancias sobre la promesa de Sharon. El ministro de Exteriores, Silvam Shalom, y el de Defensa, Shaul Mofaz, filtraron que la cuestión del regreso del _ rais "no se ha resuelto aún", informó la radio israelí. J. C. B.