El extraño matrimonio de conveniencia de la ultraderechista Liga con los antisistema del Movimiento 5 Estrellas (M5S) está sufriendo sus primeros seísmos. Los analistas más apocalípticos están convencidos de que ya es el principio del fin de un Gobierno de coalición que muchos en Roma ya tildaron de contra natura. El origen de los males no radica tanto en las divergencias ideológicas sino en los graves problemas presupuestarios que afrontan si quieren cumplir sus promesas; un agujero en las cuentas de más de 108.000 millones de euros.

Matteo Salvini, el líder de la Liga y ministro del Interior italiano se ha convertido en el centro de la polémica, en su país y fuera de sus fronteras, sobre todo en las europeas. Pero Salvini no es el punto más débil del Gobierno populista de Roma sino las promesas que ha hecho el Ejecutivo y que no podrá cumplir por falta de dinero. Todos los economistas cifran el coste del programa de los populista en entre 108.000 y 125.000 millones de euros. El «Gobierno del cambio» busca este dinero como agua de mayo. En el 2019, habrá elecciones y aunque sean europeas, el «cambio» tiene que producir resultados.

El primer ministro, Giuseppe Conte, el hombre de consenso de los dos partidos, se reunió cara a cara con la cancillera alemana, Angela Merkel, con la propuesta de utilizar los fondos europeos (unos 20.000 millones de euros) para invertirlos en la «renta de la ciudadanía», uno de los planes estrella de los indignados, una mezcla de subsidio de paro y aumento de las pensiones mínimas, que consiste en pagar 780 euros mensuales a los más pobres y a los desempleados. «Nein», respondió la cancillera. «Los fondos no se pueden usar para sustituir el gasto nacional», advirtió a su vez Marianne Thyssen, eurocomisaria para el Estado del bienestar, a Luigi Di Maio, vicepresidente del Gobierno y ministro de Desarrollo Económico, Trabajo y Políticas Sociales y líder del M5S. «Recortaremos los 20.000 millones que anualmente Italia aporta a la UE», amenazó entonces Di Maio a Europa. No hay acuerdo. Mientras la Liga propone medidas que benefician a los ricos, con rebajas o amnistías fiscales -«ahorrando más, los ricos invertirán también más y se crearán puestos de trabajo», sostiene Salvini- el M5S apuesta por políticas sociales, como el «decreto ley sobre la dignidad» (laboral).