Roberto Maroni, ministro del Interior del Gobierno conservador de Silvio Berlusconi, ha anunciado en el Parlamento que se tomarán las huellas digitales de todos los gitanos que viven en Italia, niños incluidos. "No será un fichaje étnico, sino una ulterior tutela de sus derechos, ya que de esta manera podremos garantizar a quien tenga derecho a quedarse a poder vivir en condiciones decentes", explicó.

La medida anunciada ha provocado una polvareda de protestas. Amos Luzzato, expresidente de las comunidades judías, consideró que la norma será declarada anticonstitucional. "Me pondré en la cola para que me tomen las huellas", ha anunciado Paolo Ferrero, ministro de la Solidaridad en el anterior Gabinete de Romano Prodi. "Es un fichaje étnico", ha acusado Rosi Bindy del partido Democrático.