El presidente ruso, Dmitri Medvédev, estampó ayer su firma en el plan promovido por la UE para poner fin a la crisis bélica en el Cáucaso, pero lejos de someterse a los dictados de la comunidad internacional desafió abiertamente a EEUU, que había pedido la víspera el repliegue total de las tropas rusas de Georgia. Medvédev había puesto como condición para la retirada total garantías de seguridad extraordinarias antes de que el repliegue pudiera comenzar.

Pues bien. El acuerdo de alto el fuego firmado por los dirigentes de Tiflis, Osetia y Abjasia, y ayer finalmente por Moscú, no fija "límite de tiempo ni número de personas en el contingente de paz que permanecerá en Georgia", según afirmó el ministro de Exteriores ruso, Serguei Lavrov. "Estaremos allí el tiempo que sea necesario", añadió, refiriéndose a Abjasia y Osetia del Sur. El texto, añadió "no fija límites para el contingente de paz".

VARAPALO Pero no acaba aquí la humillación asestada a Georgia. De refilón, la comunidad internacional antirrusa más vociferante ha recibido también un buen varapalo. Las fuerzas rusas para el mantenimiento de la paz en Osetia del Sur y Abjasia podrán patrullar algunos kilómetros fuera de los límites de la región autónoma, en territorio netamente georgiano. Este extremo fue finalmente confirmado por la presidencia de la UE, que hizo pública una carta con precisiones sobre el pacto enviada por el presidente francés, Nicolas Sarkozy, a su colega georgiano, Mijail Saakachvili.

Medvédev suscribió el plan durante la reunión del Consejo de Seguridad de Rusia que tuvo lugar en el balneario ruso de Sochi, a orillas del mar Negro, a 30 kilómetros de la frontera con la región separatista de Abjasia.

Además, subrayó que Rusia firmaba en calidad de mediador, al igual que la UE y la Organización de Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE), es decir, no como parte del conflicto. Lavrov aseguró, tras reunirse con el presidente, que el cumplimiento de las medidas no depende solo de Rusia. "No depende solo de nosotros, ya que nos estamos encontrando con toda clase de problemas creados por la parte georgiana. Todo depende de lo rápido que se solventen esos problemas", subrayó el ministro.

El sexto punto del plan contempla el inicio de un debate internacional para decidir los mecanismos que garanticen la seguridad de ambas regiones separatistas. Georgia exigió, aquí sin resultado, la promesa de una fuerza de paz internacional. Mientras, Moscú cree ver implícitamente que el estatus de las regiones separatistas no es definitivo.

SAQUEO Y DESTRUCCION Mientras, Georgia siguió ayer acusando a las tropas rusas de nuevas acciones de "saqueo" y "destrucción" de las infraestructuras civiles del país caucásico, concretamente un puente ferroviario en el centro del país. Algunas fueron desmentidas por las autoridades rusas, otras no. Anoche, los rusos aún mantenían el control sobre las ciudades georgianas de Gori, Senaki, Zugdidi y el puerto de Poti. El mando militar reconoció que en todas esas ciudades ha destruido las principales instalaciones militares georgianas, lo que incluye varios buques de guerra en Poti, ante la ausencia del Ejército georgiano, desplazado a Tiflis.

El presidente de EEUU, George Bush, consideró que la firma de Rusia es un "paso esperanzador", a la espera de que "cumpla lo pactado". Y desde Berlín le llegó al Kremlin un espaldarazo. El excanciller alemán Gerhard Schröder responsabilizó al presidente georgiano, Mijail Saakashivili, del actual conflicto armado en el Cáucaso y advirtió contra una demonización de Rusia en una entrevista que publica mañana el semanario Der Spiegel . Por su parte, el presidente de Turquía, Abdulá Gül, declaró al diario británico The Guardian que EEUU no puede decidir por sí solo la política global. "No creo que pueda controlarse el mundo desde un centro único", afirma. "En lugar de emprender acciones unilaterales, tenemos que actuar todos juntos, tomar decisiones conjuntas y consultar con el mundo. Debe salir un nuevo orden mundial", agregó Gül.