El Gobierno de Somalia anunció ayer que tiene bajo control todo el territorio del país, que los radicales islamistas han sido dispersados y que no espera más combates a gran escala. Las fuerzas gubernamentales, apoyadas por soldados etíopes, siguieron persiguiendo a los restos de la milicia islamista que aún no habían abandonado el país.

Hasta hace dos semanas, este grupo controlaba buena parte del territorio y amenazaba con derrocar al Gobierno de transición presidido por Alí Mohamed Gedi, reconocido internacionalmente. Paralelamente, se desarrolla una intensa actividad diplomática, avalada por la ONU, para un rápido despliegue de soldados de pacificación africanos que mantenga en el poder al Gobierno interino y le ayude a controlar el país.

Pero los intentos del Gobierno somalí de imponer su autoridad serán arduos. Desde hace 15 años, el país está hundido en el caos. Tras el derrocamiento en 1991 de Mohamed Siad Barré, los señores de la guerra combatieron entre ellos y al poder central hasta que, a finales de los 90, aparecieron los islamistas.

La primera medida anunciada por el primer ministro ha sido el desarme de las milicias que pululan no solo por el país, sino por los barrios de la capital, Mogadiscio, disputándose su control. Solo los tribunales islámicos consiguieron imponer su autoridad en Mogadiscio durante los últimos seis meses, tras derrotar a una coalición de señores de la guerra apoyada por EEUU.

PROCESO DIFICIL Pero el inicio del desarme anunciado para ayer no empezó. Y si es cierto que los tribunales islámicos han sido desarticulados, también lo es que su principal facción, el clan de los Hawiye, sigue siendo hegemónica en Mogadiscio.

Ahora, el éxito o el fracaso del Gobierno radicará en la rapidez con la que se organice la fuerza de paz. Consciente de ello, el primer ministro etíope, Meles Zenawi pidió al Gobierno somalí que impida a el retorno al poder de los señores de la guerra .