El Gobierno islamista de Turquía dio ayer el visto bueno al despliegue de tropas norteamericanas en el país y al envío de fuerzas al norte de Irak cara a la guerra contra el régimen de Sadam Husein. A pesar de que el Ejecutivo admitió que el acuerdo sobre las compensaciones todavía no está cerrado, el Gobierno de Abdulá Gul decidió presentar ayer al Parlamento la moción para autorizar el despliegue.

La Casa Blanca saludó la decisión de Ankara, tras varias semanas de tira y afloja. El Gabinete turco dio su consentimiento público, a pesar de que varios ministros se declararon descontentos con los resultados obtenidos hasta ahora en las negociaciones. "Se ha decidido que posponer esta resolución no sería una buena cosa", comentó el viceprimer ministro y portavoz gubernamental, Abdulatif Sener.

SIN FECHA

"Esperamos que, cuando la moción se debata en el Parlamento, las negociaciones hayan acabado. El Gobierno presentará el texto en el estado actual en que se encuentran las negociaciones", concluyó Sener, que precisó que el Parlamento decidirá la fecha en la que se reunirá.

La última cifra barajada y sólo para este año es de 15.000 millones de euros (2,5 billones de pesetas) en ayuda directa y créditos para Turquía. Ankara, además, pide garantías sobre el futuro político de Irak y, en concreto, la promesa de que a los kurdos no se les permitirá independizarse. Con este objetivo político, Turquía enviará a sus propios soldados al norte de Irak para garantizar la seguridad de su frontera y vigilar a las facciones kurdas.

EL DESEMBARCO

Desde hace ya varias semanas, EEUU está desembarcando tropas en el país con el objetivo de modernizar puertos y aeropuertos para preparar el ataque. Washington necesita el territorio y las instalaciones turcas para abrir el frente norte en la invasión terrestre.

Turquía cree que no fue justamente recompensada por los daños sufridos en la guerra del Golfo de 1991 y ahora intenta asegurar sus intereses.