Los guineanos rindieron ayer un sentido homenaje a su presidente fallecido, Lansana Conté, mientras la junta militar que tomó el poder tras su muerte prometió la celebración de elecciones después de dos años, en el 2010. Cuatro días después de la muerte de Conté, fallecimiento que fue aprovechado por un grupo de jóvenes oficiales para dar un golpe de Estado, decenas de miles de guineanos y de líderes regionales presentaron sus respetos en un funeral nacional.

Los líderes golpistas proclamaron que quieren romper con los 25 años de gobierno de Conté, quien concentró el poder en manos de una pequeña élite política, militar y de negocios. El líder de la junta golpista, nombrado nuevo presidente, el capitán Musa Dadis Camara, fue acogido como un héroe en Conakry tras el golpe. Incluso los dirigentes opositores han dado una cauta bienvenida al golpe militar y el primer ministro depuesto, Ahmed Tidiane Suaré, dio marcha atrás y apoyó el viraje político.

MANO TENDIDA El propio Camara declaró que consideraba que miembros del antiguo Ejecutivo podrían unirse a la nueva Administración. "No rechazamos a nadie, pero a lo que vamos a poner fin en este país a partir de ahora es a la corrupción y a la impunidad", declaró, antes de demandar públicamente el apoyo de las instituciones financieras internacionales como el Banco Mundial. Oficiales militares de alto rango que no eran parte del golpe de Estado, como el jefe del Estado Mayor, el general Diarra Camara, han acabado por apoyar la insurrección. Los dos últimos años del Gobierno de Conté estuvieron marcados por sangrientas marchas de protesta, manifestaciones y motines en la policía y el Ejército. Hubo también marchas contra los altos precios de la comida y la gasolina.

Pese a las demostraciones de simpatía, los guineanos de a pie dieron en privado una cauta bienvenida al golpe militar, a la espera de lo que suceda.