Menos de 24 horas después de comparecer en Camp David junto al presidente de EEUU, George Bush, el primer ministro británico, Gordon Brown, mostró ayer en la sede de las Naciones Unidas la otra cara de su política exterior: una donde los grandes males que asolan la tierra no son el terrorismo y la lucha ideológica sino "el analfabetismo, la enfermedad, la pobreza, la degradación ambiental y el subdesarrollo".

El discurso de Brown fue decidido y regado con medidas concretas para impulsar la consecución de los objetivos del milenio. Una de ellas fue la formación de una alianza para intensificar la lucha por esos objetivos y la celebración de una cumbre de emergencia el año que viene.

RESPALDOS La iniciativa ha sido apoyada ya por una docena de líderes políticos, entre los que figura el presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero. También han dado su respaldo organizaciones como el Banco Mundial y la Comisión Europea, y una veintena de empresas importantes como Microsoft, Google y la gigantesca Wal-Mart.

"Si 30.000 niños murieran sin necesidad, pudiéndose evitar, en EEUU o en Gran Bretaña lo llamaríamos una emergencia. Y una emergencia es lo que es", dijo Brown en su discurso. "No podemos permitir que nuestras promesas se queden en aspiraciones, luego solo en deseos y, finalmente, en palabras que simbolizan promesas rotas".

Brown hizo una llamada a acabar con el "proteccionismo" e instó a a los países en vías de desarrollo "a aceptar sus responsabilidades, reformarse, abrirse al comercio y librarse de la corrupción". También dejó lugar a la autocrítica: "Tenemos la ciencia, la tecnología, la medicina y la riqueza --dijo--. Lo que necesitamos es la unidad y la fuerza para emplear bien los recursos para ayudar a los que lo necesitan".