La capital argentina ha quedado envuelta por un insólito manto gris y tóxico que provoca fatalidades --10 muertos ya en accidentes de tráfico por la densa niebla-- y trastornos. El humo de los incendios intencionados en el llamado delta del río Parana, un área de más de 60.000 hectáreas, ha obligado a cerrar carreteras en la zona norte de Buenos Aires. El sector agropecuario está quemando pastizales sin valor para mejorar las pasturas o sembrar soja.

La nube gigantesca, que ya ha llegado a la capital de Uruguay, Montevideo, causa, además de tos, irritación en las vías respiratorias y picazón en los ojos de millones de habitantes. Los meteorólogos no auguran mejoras.