Parece que pasó lo peor. El viento amainó en la tarde de ayer y los bomberos empezaron a ganarle el pulso a las llamas después de cuatro días de auténtico infierno en la región de Atenas. Sin embargo, el fuego ha consumido ya más de 17.000 hectáreas de bosque y el desastre ecológico va a afectar la calidad de vida de los atenienses durante años, según los expertos.

Tras una mañana angustiosa en la que el fuerte viento impedía el trabajo de los medios aéreos, por la tarde, los cerca de 2.000 bomberos --incluido un contingente procedente de Chipre-- y militares desplegados, apoyados por cientos de voluntarios, lograron detener por fin la progresión de las llamas en los varios frentes abiertos en Atenas, con la única excepción del incendio de Porto Germeno, 60 kilómetros al oeste de la capital. "La situación está mejorando", decía el portavoz de los bomberos, Yannis Kapakis.

Pero ni hablar de bajar la guardia: "El riesgo de que los incendios se reaviven sigue siendo elevado y todas las fuerzas se mantienen desplegadas para hacerle frente", añadió.

RESISTENCIA A LA EVACUACION Las autoridades ordenaron la evacuación de la pequeña localidad de Porto Germeno, aunque muchos de sus habitantes se negaron. El viento impedía la acción de los aviones, por lo que ocho helicópteros batallaban contra las llamas. También en Karistos, en la isla de Eubea, quedaba un foco preocupante.

En cambio, los incendios que se habían plantado en las mismas puertas de la capital griega habían dejado de avanzar. Los bomberos contenían ya las llamas tanto en Pikermi --donde por la mañana ardieron varias casas-- como en Aghios Stefanos, Nea Makri, Ekali y Dau Penteli, donde se temió por el monasterio del Pantocrátor.

Una vez controladas las mayores amenazas, llega la hora del inventario. Por el momento no hay víctimas y unas 150 viviendas han quedado destruidas, según datos provisionales del Ministerio de Medio Ambiente. Además, la cifra de evacuados asciende a 20.000. Asimismo, arrecian todas las polémicas que rodean este desastre, empezando por las denuncias sobre el origen intencionado del fuego y siguiendo por las críticas al Gobierno conservador por falta de previsión e incapacidad de responder de forma eficaz a la emergencia. "Los intereses inmobiliarios organizan los fuegos y las políticas de las últimas décadas llevan al desastre de los bosques y al aprovechamiento ilegal de los terrenos quemados", dijo el eurodiputado ecologista Mijalis Tremopulos.

AYUDA ESPAÑOLA Dos aviones cisterna Canadair CL-415 de la Fuerza Aérea española, con 11 tripulantes a bordo, partieron ayer de Torrejón con destino a Atenas para colaborar en las tareas de extinción. Además, el Gobierno español se mantiene en contacto permanente con las autoridades griegas.

El mecanismo de protección civil de la UE ha movilizado asimismo ayuda aérea procedente de Francia, Italia, Austria y Chipre, a la que se suma la ofrecida por Rusia y Turquía. En total, 11 aviones y un helicóptero.

ACTOS INTENCIONADOS Según el diario Kazimerini , el 49% de los incendios que se producen en Grecia son intencionados. Los críticos recuerdan que parte de los bosques que ardieron en 1998 en el monte Pentélico se convirtió en zona edificable y afirman que las autoridades cierran los ojos ante la proliferación de construcciones ilegales. El propio delegado del Gobierno en Atenas, Yannis Sguros, no dudaba en calificar lo ocurrido de "indescriptible catástrofe ecológica". Y sus efectos en la calidad de vida de los 4,5 millones de habitantes de la capital griega persistirán durante años, afirman los expertos.