Esperábamos que hubiera confrontación", reconoció Bill White, portavoz del grupo nazi Movimiento Nacional Socialista, cuya manifestación desencadenó el sábado una batalla campal de 600 personas en Toledo (Ohio, EEUU) con la policía y los vecinos, mayoritariamente negros. Los incidentes acabaron con 65 detenidos, la declaración del estado de emergencia y la imposición del toque de queda.

Mientras en la capital federal, Washington, miles de negros se manifestaron el sábado exigiendo mejores condiciones económicas, laborales y educativas para la minoría negra, en Toledo, dos docenas de supremacistas blancos se reunieron a mediodía para demostrar su apoyo a Tom Szych, un vecino blanco de la localidad enzarzado en una disputa con un vecino negro.

Miembros del grupo nazi acudieron a la manifestación desde los estados de Virginia, Illinois y Kentucky, e incluso desde la ciudad canadiense de Toronto, para protestar contra las bandas de negros "que acosan a los blancos", manifestó White.

La hostilidad patente de los vecinos contra el grupo nazi impulsó a las autoridades a no autorizar la manifestación. Jack Ford, alcalde de Toledo, pidió a los vecinos que hiciesen caso omiso de la presencia de los nazis, a los que se les prohibió manifestarse de forma organizada.

CONTRAMANIFESTACION La situación era tan explosiva que la policía pidió a los nazis que restringieran sus movimientos a un perímetro reducido dentro de la ciudad, explicó el jefe de la policía, Mike Navarre. Los nazis se concentraron a escasa distancia de donde otros grupos antinazi manifestaban a gritos el claro rechazo a su presencia.

Cuando los furiosos vecinos comenzaron a arrojar botellas contra los nazis y contra los 150 policías y bomberos desplegados, comenzaron los disturbios. Algunas tiendas fueron atacadas y varios coches resultaron destrozados por grupos de jóvenes que la emprendieron a pedrada limpia contra los agentes.

Al final, la policía, que movilizó a agentes a caballo, en bicicleta y a pie, tuvo que echar mano de los gases lacrimógenos para detener la violencia. Varios agentes y bomberos resultaron levemente heridos durante la confrontación, que duró varias horas, incluso después de que los nazis se hubieran ido.

"Podíamos haber detenido a dos centenares de personas, pero no teníamos los recursos para hacerlo", confesó Navarre. "Algunos miembros de bandas aprovecharon la situación para ventilar sus agravios, reales o imaginarios", opinó después el alcalde Ford, quien además rechazó que el estallido de violencia se hubiera desencadenado por las tensiones raciales.