Ante el fracaso de sus esfuerzos por conseguir un puesto no permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU, Venezuela se dio ayer por vencida y pasó el testigo a Bolivia, con el propósito de que este país sea aceptado como candidato de consenso para el llamado escaño latino.

Aunque no hay nada resuelto. No parece probable que el país gobernado por Evo Morales vaya a tener mucha mejor acogida que el de Hugo Chávez en la Asamblea General de la ONU, plagada de estados muy sensibles a las presiones de Washington. Por tanto, el pulso de Guatemala y Venezuela sigue.

El ministro de Exteriores venezolano, Nicolás Maduro, reiteró que su país, aunque no rechaza su aspiración de tener un puesto rotativo en el Consejo de Seguridad, promueve la candidatura de Bolivia para salir de la crisis.