La guerra en Irak pasa factura a George Bush. Un total de 2.000 militares del Ejército de Estados Unidos han muerto y más de 15.000 han resultado heridos desde marzo del 2003, fecha de la invasión anglo-estadounidense. Además, las últimas encuestas en suelo norteamericano muestran que la mayoría de la población se opone a la aventura belicista de su presidente. Mientras, en Bagdad, la Comisión Electoral anunció ayer el triunfo del en el referendo constitucional celebrado hace diez días. Los sunís, que votaron masivamente por el no , calificaron de "farsa" los resultados oficiales.

Bush dijo ayer que serán necesarios más sufrimientos. "Esta guerra requerirá más sacrificio, más tiempo y más determinación". "Los terroristas son el enemigo más brutal que hemos encarado nunca. La mejor manera de honrar el sacrificio de nuestros caídos es completar la misión", añadió el presidente.

ARTEFACTOS SOFISTICADOS Casi el 30% de los soldados estadounidenses muertos en Irak fallecieron en ataques con explosivos. En dos años y medio de conflicto, los rebeldes han creado sofisticados artefactos capaces de perforar y destruir los blindados de EEUU. Casi la mitad de las muertes fueron en Bagdad y en la provincia de Al Anbar, el principal feudo de los insurgentes.

El número de norteamericanos muertos en Irak es muy inferior al de los iraquís, cuya cifra oscila entre los 30.000 y los 100.000, según las fuentes, la mayoría civiles. Ayer fallecieron unas 20 personas en acciones de la insurgencia, 12 de ellas tras estallar un coche bomba en la ciudad kurda de Suleimaniya.

La violencia y la inestabilidad política no hacen más que desgastar la imagen del presidente Bush en su propio país. Una reciente encuesta publicada en el periódico conservador estadounidense The Wall Street Journal señala que el 53% de los norteamericanos consideran un "error la acción militar de EEUU contra Irak". Otra encuesta del Ejército británico y publicada el domingo en el diario londinense The Sunday Times indica que el 82% de la población iraquí se "opone con firmeza" a la presencia de tropas extranjeras en su país.

La política de Bush en Irak no va bien. La nueva Constitución, aprobada por más del 78% de los electores, según los datos difundidos ayer, ha abierto aún más la brecha entre shiís y kurdos de la minoría suní, que se ha quedado a sólo 11 puntos de derribar el texto constitucional.