Soplan vientos huracanados sobre la Casa Blanca, donde Karl Rove, cerebro político y arquitecto de las victorias electorales del presidente de EEUU, George Bush, tiene intención de dimitir si llega a ser procesado por participar en una conspiración de alto nivel para castigar al exdiplomático Joseph Wilson por oponerse a la guerra de Irak, revelando que su esposa, Valerie Plame, era agente de la CIA.

Según fuentes legales y oficiales citadas por el semanario Time , Rove no es el único que se plantea la dimisión, que tendría como objetivo evitar que el presidente resulte salpicado en el mayor escándalo que ha sacudido Washington desde la llegada de Bush al poder, en el 2001. También Lewis Libby, jefe de Gabinete del vicepresidente, Dick Cheney, sopesa dimitir o pedir una excedencia si es procesado por el fiscal Patrick Fitzgerald.

POPULARIDAD EN MINIMOS El procesamiento de Rove o de Libby sería otro duro golpe para Bush, precisamente cuando su popularidad está en su momento más bajo debido a la posguerra de Irak, la desastrosa respuesta a los estragos del huracán Katrina y la subida del precio de la gasolina. Según el último sondeo hecho público ayer por Gallup, sólo un 39% de los estadounidenses aprueba la gestión de Bush, la cifra más baja desde que llegó a la Casa Blanca.