En Irak se cuenta ya a decenas el número de personas asesinadas cada día como consecuencia de la violencia sectaria. La policía cifró ayer en 86 los cadáveres hallados desde el lunes y hasta ayer al mediodía (unas 30 horas), sólo en Bagdad. La mayoría de las víctimas presentaban heridas de bala en la cabeza y en el tórax y síntomas de haber sido torturadas. Las autoridades no han revelado la identidad de los muertos, que han aparecido tanto en barrios donde la mayoría de la población es shií, como en aquellos dominados por los sunís. Mañana se reúne por primera vez el nuevo Parlamento y, para la ocasión, el Gobierno ha decretado un toque de queda diurno para vehículos en Bagdad.

El Ejecutivo se ve incapaz de poner freno a las continuas ejecuciones de iraquís, que se registran ya de forma masiva. Ayer un grupo de niños que jugaba al fútbol en un descampado de Bagdad localizó una fosa común donde yacían los cuerpos sin vida de 29 hombres con vendas en los ojos, las manos atadas y vestidos con ropa interior.

Unas horas antes, aparecieron 15 cadáveres más, con signos de haber sido ahorcados, esta vez en el interior de un microbús que estaba parado en la carretera que une los barrios sunís de Amariya y Ghazaliya, en el distrito de Khadra. Al parecer, las víctimas murieron hace tres días. A todas estas muertes hay que sumar las de al menos 42 personas más, cuyos cuerpos han ido apareciendo en distintas partes de la capital desde el lunes.

ESPADAS EN ALTO Con este clima tenso y de extrema violencia se reunirá manaña el nuevo Parlamento del país, surgido de las elecciones legislativas que se celebraron hoy hace tres meses, y en las que obtuvo la victoria la alianza de partidos shiís. Los líderes de las tres principales comunidades del país --shiís, sunís y kurdos-- mantienen las espadas en alto, y no parecen dispuestos a ceder en las parcelas de poder a las que aspiran.