Amedida que se acerca la formación del nuevo Parlamento palestino, prevista para el próximo sábado, aumenta la tensión entre Hamás, Israel y su principal aliado, EEUU. Ante las amenazas de Occidente de cortar la ayuda una vez se constituya lo que el Estado hebreo califica de "una Autoridad Nacional Palestina ANP de Hamás", el movimiento islamista acusó ayer a Washington de "castigar colectivamente al pueblo palestino por el simple hecho de que llevó a cabo un transparente y honrado proceso democrático".

Las acusaciones salieron al paso de una información que publicó ayer The New York Times en la que se afirma, citando fuentes anónimas, que Washington y Tel-Aviv han diseñado una campaña para forzar el fracaso de Hamás al frente de la ANP y provocar así la convocatoria de nuevas elecciones. Aislar económica y políticamente a la ANP, entre otras medidas que afectarían directamente a la ya pobre y castigada población palestina, serían las herramientas para lograr el fracaso del Ejecutivo islamista.

Tanto EEUU como Israel desmintieron ayer que estén elaborando conjuntamente este "complot" con el objetivo de forzar la convocatoria de nuevas elecciones, y afirmaron que su pretensión es presionar a Hamás para que renuncie a la violencia, reconozca al Estado hebreo y respete los acuerdos diplomáticos firmados entre palestinos e israelís desde los tiempos de Oslo.

De hecho, Israel no ha ocultado nunca que, desde el mismo momento en que Hamás logró su victoria electoral, inició una campaña para convencer a los países donantes de que suspendan su ayuda económica a la ANP. En esta línea, el Gobierno de Ehud Olmert ultima una serie de medidas, que probablemente presentará mañana, para aislar a la ANP, y que tienen como denominador común que repercutirán muy negativamente sobre la población palestina. Algunas propuestas son congelar la transferencia de los más de 40 millones de euros mensuales de impuestos de la ANP que recauda Israel, y aumentar las restricciones de movimientos, de los permisos de trabajo y del vínculo entre Gaza y Cisjordania.

"La estrategia es presentar al próximo liderazgo de la ANP una clara disyuntiva: transformarse en un interlocutor político legítimo o afrontar el aislamiento internacional", dijo el portavoz israelí Mark Regev.