El grupo fundamentalista palestino Hamás anunció ayer lo que era un secreto a voces: su intención de concurrir a las elecciones legislativas del próximo 17 de julio, las primeras de la era post-Arafat, rompiendo así un boicot de 10 años a las instituciones de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) que nace de su rechazo de los acuerdos de Oslo. Según afirmó en Naplusa el jeque Hamed Bitawi, líder del movimiento en Cisjordania, Hamás defenderá el derecho a mantener la lucha armada contra Israel hasta que termine la ocupación de la franja de Gaza y Cisjordania.

"Hamás participará en las elecciones bajo la premisa de defender la resistencia", dijo Mohamed Gazal, uno de los dirigentes de la organización en Naplusa. El anuncio fue corroborado por el liderazgo del movimiento en la franja de Gaza, aunque todos los dirigentes islamistas insistieron en que Hamás sigue sin reconocer los acuerdos de Oslo. "Las circunstancias han cambiado desde 1996", dijo Gazal, en referencia a la fecha de las últimas legislativas.

SEGUNDO PARTIDO Efectivamente, las circunstancias han cambiado mucho desde entonces, la mayoría de ellas a favor del movimiento islamista, convertido en el segundo partido más importante tras Al Fatá en los territorios ocupados. A la cita del 17 de julio, Hamás se presentará como una formación unida, sin divisiones internas ni sospechas de corrupción y altamente popular entre la población tanto por su red de asistencia social --un verdadero Estado asistencial en la sombra de raíces islamistas-- como por su dura posición respecto la ocupación israelí. Enfrente tendrá a un Al Fatá dividido entre la vieja y la nueva guardia, símbolo de la corrupción que ha sangrado la ANP y defensor de la moderación como vía para solucionar el conflicto con Israel, política que lidera el presidente de la ANP, Mahmud Abbás (alias Abú Mazen ).

Aunque es muy aventurado presagiar una victoria de Hamás en las elecciones --Al Fatá sigue siendo muy poderoso y muchos palestinos piensan que las posturas radicales contra Israel empeoran las condiciones de vida--, la fuerza de Hamás en el electorado quedó demostrada con sus extraordinarios resultados en las recientes elecciones parciales municipales. Abú Mazen calificó la decisión de "paso positivo".

Fuentes de Al Fatá expresaron su confianza en que esta decisión sirva para moderar a Hamás, que ya ha aceptado un Estado palestino con las fronteras anteriores a la guerra de 1967. El siguiente paso en esta línea de entrar en el juego político --formar parte del Gobierno tras las elecciones-- no fue desmentido ni confirmado por Ghazal. "Ahora hemos decidido participar en las elecciones, pero esto no significa que vayamos a entrar en el Ejecutivo", dijo el dirigente islamista.

ALTO EL FUEGO Abú Mazen confía en que la apuesta política de Hamás sirva, a corto plazo, para afianzar el alto el fuego. En este sentido, la semana que viene se reanudarán las negociaciones entre la ANP y las facciones armadas en El Cairo con el ambicioso objetivo de un alto el fuego formal de un año. Hamás ya ha advertido de que la calma no durará mucho "mientras Israel siga atacando y no libere prisioneros". Y es que desde la cumbre de Sharm el Sheij lo único tangible que ha logrado Abú Mazen es la liberación de 400 presos.