En la tradición árabe, las disputas entre clanes acostumbran a resolverse al margen de los tribunales siguiendo el código de justicia tribal, conocido como sulha. Ambas familias se reúnen con la ayuda de intermediarios, y aquella que ha mancillado el honor de la otra pide perdón y ofrece una compensación económica como muestra de arrepentimiento. ¿Qué se hace, sin embargo, cuando ambos clanes creen tener la razón, como en el caso de Al Fatá y Hamás? Ninguno ha pedido perdón, pero ayer en Yemen dieron un primer paso para la reconciliación.

Tras cinco días de intensas negociaciones en Saná, la capital del Yemen, representantes de Hamás y Al Fatá acordaron reanudar el diálogo interrumpido tras nueve meses de divorcio absoluto, cruce de acusaciones y maniobras de guerra sucia contra el rival. Ambos partidos se comprometen a negociar "para volver a la situación previa a los incidentes de Gaza", reza la declaración, en referencia a la sangrienta batalla de junio del 2007, cerrada con la victoria aplastante de Hamás. También reconocieron que siguen muy lejos del entendimiento necesario para sellar la paz y compartir las instituciones de poder.

GUERRA SUCIA Y es que la ecuación es compleja. Desde aquella fatídica fecha, que puso fin a más de un año de guerra sucia lanzada por el partido del presidente Mahmud Abbás, con el apoyo de EEUU, para derrocar al Gobierno democráticamente elegido de los islamistas, Hamás controla el poder en Gaza, mientras Al Fatá gobierna en Cisjordania. Para resolver esta bicefalia, la declaración de Saná propone la celebración de elecciones, la formación de un segundo Gobierno de unidad nacional y la reforma de los servicios de seguridad, en los que deberían integrarse todos los grupos.

Al Fatá exige para avanzar en el diálogo que Hamás le devuelva antes el control de las instituciones que gestionaba en Gaza. Los islamistas quieren a cambio que Abbás devuelva la legitimidad a su Gobierno, tanto en la franja como en Cisjordania.

De momento ambos partidos han anunciado que volverán a reunirse a principios de abril para iniciar las conversaciones.