El atroz cerco de índole casi medieval al que fue sometida la capital bosnia, Sarajevo, durante más de tres años (1992-1995) fue objeto ayer de un severo castigo. El Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia (TPIY), con sede en La Haya, condenó a 33 años de cárcel al exgeneral serbobosnio Dragomir Milosevic por el bombardeo constante de la población civil en el asedio.

Más de 10.000 personas murieron en Sarajevo por los disparos de los francotiradores y los ataques de mortero de las fuerzas serbobosnias, que mantuvieron rodeada la ciudad durante prácticamente toda la guerra, y abrían fuego desde las montañas y colinas que circundan la capital bosnia. Sus habitantes se vieron obligados a vivir en condiciones infrahumanas debido al cerco, que en la época fue comparado al de Leningrado.

"No había lugar seguro en Sarajevo; cualquiera podía morir o ser herido en cualquier rincón a cualquier hora", dijo ayer el juez Patrick Robinson al leer el veredicto.

Milosevic, de 65 años, asumió en agosto del 2004 el mando de la unidad del Ejército serbobosnio que operaba en la zona. Su predecesor, el exgeneral serbobosnio Stanislav Galic, ya fue condenado por el TPIY a cadena perpetua.

La de ayer es una de las sentencias más duras del tribunal, creado en 1993 y que ha procesado a 161 personas. La mayoría han sido ya juzgadas o transferidas a los tribunales locales. Una cuarentena está en medio del proceso.

Solo cuatro inculpados siguen prófugos. Entre ellos están los más buscados, los líderes político y militar serbobosnios en la guerra, Radovan Karadzic y Ratko Mladic.