Amir Kahn tiene 18 años. Es boxeador, y el verano pasado ganó una medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Atenas representando al Reino Unido. Desde entonces se ha convertido en una especie de héroe nacional. Es musulmán, de origen paquistaní. Pero en los combates luce siempre orgulloso la bandera del país que lo vio nacer.

"Me siento completamente británico. En mi colegio había una mezcla de chicos de origen inglés y de origen asiático. Pero nunca me sentí diferente. Este es un gran país porque hay muchas razas". Kahn se ha convertido en un ejemplo de conducta de los musulmanes nacidos en el Reino Unido. Un emblema de la multiculturalidad. Un modelo de sociedad puesto en duda, más que nunca, después de los terribles atentados de Londres.

El 7 de julio, cuatro supuestos terroristas suicidas se volaron por los aires en la capital matando a 52 personas en tres vagones de metro y un autobús. Días después se conocían sus identidades. Los cuatro eran británicos, tres de origen paquistaní y otro, jamaicano. La noticia cortó la respiración de todo el país.

"¿Qué está fallando?", se preguntaba la prensa. Los terroristas nacieron en el Reino Unido, eran jóvenes entre 18 y 30 años con un perfil completamente normal. Habían ido a colegios públicos, jugaban al críquet, habían visto las mismas series de televisión que el resto de los chicos de su edad. Eran británicos, pero decidieron matar a su propia gente.

Crítica conservadora

En un reciente y polémico artículo, un destacado miembro del Partido Conservador, David Davies, aseguraba que "el modelo multicultural está trasnochado" y planteaba la pregunta de "cómo los valores de los terroristas suicidas han conseguido enraizarse" en la sociedad británica.

"Los extranjeros deben integrarse más y el Gobierno debería hacer esfuerzos por conseguir la unidad de la nación y el respeto del estilo de vida británico", concluía el conservador Davis, que logró reabrir el debate y el malestar entre los seguidores del islam.

Como Rainna, una londinense de 29 años que "hasta hace muy poco" no se sentía distinta. "Soy británica, de origen paquistaní y musulmana. La actitud de algunos políticos y medios de comunicación dice que tengo que elegir qué es más importante para mí, si ser musulmana o británica. ¿No puedo ser las dos cosas?", se pregunta enfadada.

Un portavoz del Consejo Musulmán del Reino Unido reconoce que "muchos jóvenes se siguen quejando de que, a pesar de tener el pasaporte británico, les siguen tratando como _ paquis", término peyorativo utilizado para referirse a los paquistanís. De todas formas, insiste en que el ejemplo de Khan enseña que "es perfectamente posible sentirse orgulloso de ser británico y musulmán de manera simultánea".

En Sheffield, el distrito electoral del primer ministro, Tony Blair, donde vive una comunidad de musulmanes muy amplia, tiene su oficina Ahmed, un ingeniero de 28 años. Su familia es de Sudán pero él nació en Leeds, la ciudad de donde eran tres de los terroristas que atentaron en Londres el 7 de julio.

Aclarar malentendidos

Ahmed es musulmán practicante y trabaja de manera muy activa en una asociación cuyo objetivo es aclarar los malos entendidos que hay sobre el islam. "He nacido en este país y, por tanto, soy británico. He crecido asumiendo una determinada sensibilidad, unas costumbres, unos gustos. Pero evidentemente, por mis orígenes familiares, mi religión, mi entorno, he recibido otras influencias". Algo de lo que se siente afortunado. "Vivimos en una sociedad multicultural, lo que considero un privilegio. Todos somos diferentes y tenemos que lidiar con eso, pero yo no lo veo como un problema".

Desde los atentados de Londres, parte de la comunidad musulmana ha criticado el "histerismo" de las autoridades británicas en su intento de aplacar el integrismo islámico con medidas como la expulsión del país de clérigos radicales o la prohibición de asociaciones extremistas. Pero Ahmed, que como musulmán y británico se considera una víctima más del terrorismo, no tiene ningún problema en dejar clara su lealtad al Gobierno.

"Tony Blair es mi primer ministro, y cuenta con mi apoyo para atajar la violencia, los extremismos. Estamos pasando por un mal momento, pero el agua volverá a su cauce". De manera sosegada, insiste en repetir el mensaje de que la mayor parte de los musulmanes que viven en el Reino Unido han querido lanzar desde las explosiones del 7-J. "El mayor problema es la ignorancia. Entre todos debemos hacer llegar la idea de quiénes son los verdaderos asesinos, y de que el terrorismo no tiene nada que ver con el islam. Creo que, históricamente, los musulmanes hemos cometido el error de no sabernos explicar".